Tres meses después del nacimiento de su segunda hija Lilibet Diana, Harry y Meghan Markle han retomado su agenda pública. La pareja se ha desplazado hasta Nueva York para reunirse con el alcalde, Bill de Blasio y con la gobernadora del Estado, Kathy Hochul en el One World Trade Center, observatorio ubicado en la zona donde se situaban las Torres Gemelas. Los duques de Sussex han podido intercambiar ideas con las autoridades y disfrutar de las grandes vistas de la Gran Manzana. Una visita con importante significado mediático porque ocurre días después de la celebración de los 20 años del atentado del 11 de septiembre.
Para la ocasión, Meghan Markle ha apostado por lo sobrio. Un color azul marido opaco, que debe ser de los tonos más repetidos de su closet. En este caso, un pantalón de corte diplomático y tiro largo, un jersey muy simple de cuello alto del mismo tono y un abrigo recto de cuello mao en la misma tonalidad. Todo en un mood muy otoñal, ciertamente acertado para la ocasión, que es sencillo pero a la vez muy elegante.
Esta ha sido tan solo la primera jornada de un viaje oficial, el primero desde que la pareja se exiliaría de Buckingham y se radicara en Norteamérica, el que se extenderá durante todo el fin de semana. Los duques de Sussex están invitados en la gala Global Citizen Live, que se celebrará el próximo sábado 25 de septiembre en Central Park, y que será un evento solidario que busca promover la equidad de las vacunas a nivel mundial.