El tenista español cerró este domingo una exitosa temporada, coronándose campeón del US Open ante Jannik Sinner y volviendo al n° 1 del ranking ATP mundial. Sin embargo, algunos meses atrás ni él podría haberlo imaginado.
Carlos Alcaraz se llevó siete títulos esta temporada, incluidos dos Grand Slam. Pero hubo un antes y un después marcado por el 21 de marzo. Ese día, el originario de Murcia cayó en su debut en el Miami Open contra David Goffin, de 34 años y 87 en el ranking. “Se puede decir que en Miami toqué fondo. No sabía ni lo que iba a decir en prensa”, comentó.
La presión de ser el número 1, debido a la ausencia de Sinner por la sanción, tenían a Alcaraz “atrapado”. Por lo mismo, la decisión del momento fue “salir” e irse de vacaciones con su familia a la Riviera Maya (México).
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“La derrota con Draper en Indian Wells me dolió muchísimo. Luego llego a Miami y esa derrota con Goffin fue la gota que colmó el vaso. Hubo que parar, sentarnos y ver qué estaba pasando. Ese momento me ha ayudado mucho. De los malos momentos es de los que más se aprende. He aprendido, sobre todo, a focalizar en lo importante. Hay muchas cosas que le damos importancia y que quizá realmente no la tiene”, comentó el tenista a MARCA.
Alcaraz, que había sumado un trofeo en Rotterdam, ha añadido seis más en apenas cinco meses, entre ellos su quinto y sexto Grand Slam, en Roland Garros y US Open.
En Miami su cabeza le jugó una mala pasada y ese darle y darle vuelta a las cosas lo tenían abrumado, incluso cuestionándose el hecho de seguir jugando. “Me vinieron muchos pensamientos a la cabeza y una de las mejores cosas que hice fue tomarme varios días de descanso y darme la oportunidad de pensar con claridad y ver las cosas con perspectiva y, a partir de ahí, decidir”, agregó.
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Pausar el sobre pensamiento y tomarse unos días tuvieron el efecto esperado. Y hoy se le ve evidentemente más maduro tanto personal como profesionalmente. “Fue increíble para mí, que estando en mis vacaciones en México, le pedí a mi equipo que me mandara físico, que me mandara entrenamiento, porque no quería perder la forma. Aunque estuviese cinco días, quería seguir entrenando, haciendo gimnasio, quería prepararme para cuando volviese a casa poder entrenar y que no me costase empezar. Los últimos días ya le decía a mis padres y a Albert (agente): ‘Yo quiero volver a casa ya’. Y mi hermano pequeño decía que quería quedarse una semana más. Yo necesitaba volver a casa. Y ese fue un momento en el que me di cuenta de que me había venido bien. Yo, cuando juego con ganas en los torneos, es cuando realmente disfruto”, contó al medio.
Tuvieron que pasar 729 días para que Carlitos vuelva al número 1, un lugar del que no se le ven muchas ganas de querer salir. En los últimos torneos se le vio mucho más enérgico, rápido y seguro, y si bien lo han criticado por estas “pausas vacacionales”, lo cierto es que al español parecen ayudarle.