La prensa del corazón reflotó a otra gran amiga del rey emérito; la interiorista Marta Gayà. La polémica Corinna Larsen, en tanto, dio una entrevista a la BBC, donde reclamó que todo el tema financiero del ex soberano se está centrando en ella y que incluso ha sido acosada por el servicio de inteligencia español.
Huida, marcha, abandono o traslado. Estas han sido algunas de las palabras con las que se habla de la decisión del rey emérito Juan Carlos de Borbón (82) de dejar por un tiempo España, desde el 3 de agosto pasado. Definido o indefinido, hasta el cierre de esta edición se mencionaba que podría volver antes del 10 de septiembre. Aunque también pudiese ser el comienzo de un exilio, después de que se abriese una investigación por el cobro de presuntas comisiones millonarias para la construcción del AVE (el tren de alta velocidad) a La Meca.
“Con el mismo afán de servicio a España que inspiró mi reinado y, ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada, deseo manifestarte mi más absoluta disponibilidad para contribuir a facilitar el ejercicio de tus funciones, desde la tranquilidad y el sosiego que requiere tu alta responsabilidad. Mi legado, y mi propia dignidad como persona, así me lo exigen”, comenzaba la carta que le escribió, desde el Palacio de la Zarzuela, a su hijo Felipe VI y que dio a conocer la Casa Real.
En medio de esta marcha repentina –por lo menos para la opinión pública–, Felipe VI –quien renunció a la herencia de su padre en marzo, alejándose de cualquier activo o inversión fuera de la legalidad y de criterios de rectitud– y su mujer, la reina Letizia, suspendieron el clásico “posado” en el Palacio de Marivent, con que, por lo general, marcan el comienzo de las vacaciones de verano junto a sus hijas; la princesa Leonor y la infanta Sofía. Un encuentro con la prensa que este 2020 no se realizó justificado en las medidas sanitarias por el Covid-19. De esa forma evitaron no sólo ser expuestos al virus, sino también responder, en este contexto de “escape”, preguntas incómodas por parte de reporteros con mascarillas. Por su parte, estoica y prudente como siempre, la reina emérita Sofía (80) llegó unos días antes para tener vacaciones con sus dos nietas.
Volviendo a Juan Carlos de Borbón –quien evidentemente tiene una fatal debilidad por las mujeres y el dinero–, en un principio se especuló que había viajado a República Dominicana, donde vive su amigo el empresario José Fanjul, magnate del azúcar. Sin embargo, a los días se informó que su destino había sido Abu Dabi. El Emirates Palace sería su residencia, uno de los resorts más lujosos del mundo, de propiedad de la familia gobernante, los Al Nahyan, con la que es muy cercano. De hecho, el sitio español Vanitatis (El Confidencial), recordó que el príncipe heredero Mohamed bin Zayed Al Nahyan fue la persona que en 2001, cuando Juan Carlos era rey de España (o sea jefe de Estado), le regaló dos Ferrari por asistir al Gran Premio Abu Dabi de Fórmula 1.
Apenas se advirtió que estaba en los Emiratos Árabes, la diseñadora Marta Gayà (70) –su amiga “más fiel” como la ha nominado la revista Lecturas– fue reflotada por la prensa rosa. Se dijo que ella –con quien viajó a Irlanda en 2017– lo había acompañado en esta oportunidad. Pero la interiorista –con quien tuvo una relación antes de conocer a Corinna Larsen (55), su otra amiga íntima– se encargó de desmentirlo; se mostró en un restaurante de Palma.
EL POLÉMICO FACTOR CORINNA
Un par de días después de que en las agencias aparecieran fotos de Felipe VI y Letizia Ortiz haciendo un recorrido cultural por Menorca, la empresaria alemana Corinna Larsen dio una entrevista radial a la BBC, reclamando que, en referencia a los temas financieros del rey emérito –donde supuestamente habrían estructuras fraudulentas–, todo se está centrando en ella. “Lo que me parece extraordinario es que estén convirtiendo 40 años de modus operandi de una empresa familiar en un foco sobre una persona. Y esa persona soy yo, porque habrá cientos de cuentas en otras jurisdicciones”, dijo la ex amante del rey, como usualmente la nombra el diario El País, y quien ahora tiene que explicar por qué el ex soberano le depositó 65 millones de euros de regalo, y que se investigan tanto en España como en Suiza.
Además, dijo que con la reina Sofía, Juan Carlos I tenía un acuerdo para representar a la Corona y que “llevaban vidas totalmente diferentes e independientes”. Por eso, en un momento él le habría pedido matrimonio y hasta conversó con su padre, Fin Bönning Larsen; sin embargo todo terminó cuando ella se enteró que el monarca estaba con otra mujer.
También agregó que ha sido acosada por el servicio de inteligencia español y que cuando, Juan Carlos I se quebró la cadera en el safari de Botsuana (2012), ella se encargó de la repatriación y de todos los detalles.
JUANCARLISMO DEL SIGLO XXI
Entre las opiniones más duras respecto a la marcha de Juan Carlos de Borbón está la del líder de Podemos y actual vicepresidente de gobierno, Pablo Iglesias. Conocido antimonárquico dejó clara su posición en Twitter: “La huida al extranjero de Juan Carlos de Borbón es una actitud indigna de un ex jefe de Estado y deja a la monarquía en una posición muy comprometida. Por respeto a la ciudadanía y a la democracia española, Juan Carlos I debería responder ante España y ante su pueblo”.
Y es que en el gobierno del socialista Pedro Sánchez, hay opiniones divididas, y mientras este último fue a visitar a Felipe VI a Marivent, respetando toda confidencialidad, la ministra de la igualdad, Irene Montero, siguió la misma línea de Iglesias y repitió que “la huida” era una actitud indigna viniendo de un jefe estado. “Todo el mundo está interpretando que (esto) tiene que ver con intentar eludir la acción de la justicia y yo creo que en España la gente no quiere ni más impunidad ni más corrupción; debería rendir cuentas ante su pueblo y la justicia”, sentenció.
Por otro lado, al ex soberano, a quien siempre se le ha celebrado su estilo campechano, partidarios no le faltan; sobre todo por el indiscutido rol que tuvo, después de la muerte de Francisco Franco, en la transición a la democracia en España. Jugó en rol clave, por ejemplo, ante un intento golpista de 1981. “No se puede olvidar su insustituible contribución al progreso y la libertad de los españoles durante casi medio siglo”, menciona un editorial del diario El País, titulado La necesaria distancia con el jefe del Estado. Grupos más conservadores (y claramente “juancarlistas”) alegan, por su parte, que hay persistentes campañas en contra de la monarquía parlamentaria, y que la marcha del rey emérito –que estuvo casi 40 años como jefe de estado– es resultado de estas presiones.
Un grupo de casi 80 ex autoridades gubernamentales y políticas firmó un manifiesto que defiende la presunción de inocencia y recuerda que la monarquía parlamentaria y la Constitución española de 1978 han traído la “etapa histórica más fructífera que ha conocido España en la época contemporánea”.
“Si sus acciones pudieran ser merecedoras de reprobación, lo decidirán los tribunales de justicia, pero nunca se podrá borrar la labor del Rey Juan Carlos en beneficio de la democracia y de la nación, so pena de una ingratitud social que nada bueno presagiaría del con- junto de la sociedad española”, dice el texto donde hay representantes del PSOE y PP principalmente; mientras que Alonso Guerra, ex vicepresidente de gobierno de Felipe González, declaró que lo que ha vivido el rey emérito es una cacería, y que es un personaje que no puede pasar al “estercolero” de la historia.