Difícil es adaptar una novela de 760 páginas en 6 capítulos de 45 minutos. Todo un Hombre, la miniserie recién estrenada en Netflix, hace un loable intento, aunque no lo logra del todo. Es que es difícil intentar llevar todos los detalles, las descripciones, las ironías y la construcción de una época (en este caso, la primera mitad de los 90’s), de la manera en que lo hizo Tom Wolfe, el célebre periodista que escribió sendos reportajes en primera persona y que fue uno de los precursores del llamado “nuevo Periodismo”.
La adaptación producida por Netflix y que ya se puede ver a través del servicio de streaming, cuenta con el protagonismo de Jeff Daniels, Diane Lane y Lucy Liu, y habla de los entresijos del poder, de la ley del más fuerte, de negocios inmobiliarios, es una sátira que tiene en su centro al magnate Charlie Croker, dueño de un negocio inmobiliario de éxito que le ha permitido amasar una inmensa fortuna, pero todo cambia cuando el banco le pide devolver el cuantioso crédito que pidió para expandir su imperio.
Y aunque con 60 años recién cumplidos (en cuyo cumpleaños le canta Shania Twain) y una joven segunda esposa de 28 años, lo cierto es que toda esa lujosa y acomodada vida comienza a resquebrajarse cuando su banco lo convoca a una reunión para avisarle que está al borde de la bancarrota: no tiene posibilidad de devolver un cuantioso crédito y sus bienes van a comenzar a ser embargados.
Cuando parece que está contra las cuerdas, empieza a pensar cómo volver a tomar las riendas de la situación. Este viaje lo llevará a cruzarse con un joven encarcelado injustamente, un abogado brillante y con el alcalde de Atlanta, tan preocupado por su reelección que será capaz de proponerle un pacto monstruoso.
Si le gustó Succession, esto se le puede parecer bastante. Producida por David E. Kelley, el mismo de series como Big Little Lies, Todo un hombre habla del poder, de cómo se comporta la gente en ambientes endogámicos y como juegan sus cartas estos personajes tan millonarios, y donde el lujo se cruza con la moral y nunca sabemos en qué terminará eso.