Comerse las uñas o morderse los cueritos de los dedos es un habito muy usual. Sin embargo, es bastante molesto, y no solo estéticamente se ve mal, sino que además puede traer consecuencias en la salud como infecciones u hongos.
Pero, dejarlo no es tan fácil como parece, y mucho menos para aquellos que llevan años haciendolo. Y aunque todavía no se entiende a la perfección la razón de por que las personas hacen esto, varios estudios sugieren que en realidad viene de un componente genético.
Una reciente investigación demostró que el 36,8% de quienes se muerden las uñas tenían al menos «un miembro de la familia con este hábito». Mientras que otros estudios han llegado a la conclusión de que factores como el aburrimiento o tener que concentrarse mucho en una actividad son influencias adicionales.
Pero, ¿cuales son los desencadenantes?
Para entender bien en primera instancia desde donde surge este habito, es importante identificar cual de los factores desencadenantes son los que te llevan a hacerlo: el aburrimiento, la concentración extrema en una actividad, la ansiedad o el estrés.
Llevar un cuaderno o diario donde poder contemplar y analizar desde otra perspectiva que tipo de actividades, pensamientos o emociones te llevan a sentir la necesidad de morderte las uñas o los cueritos, es un buen inicio para estar más consciente.
Una vez que se haya identificado el desencadenante, y quede excluido cualquier problema que tenga que solucionarse con la ayuda de profesionales de la salud como psicólogo o psiquiatra, lo ideal es empezar de a poco, pero con cambios que si o si harán la diferencia.
Ser mas consciente y actuar diferente
Lo principal a la hora de dejar un habito es comenzar a estar más consciente de que está presente y es un problema. Con este solo cambio en tu rutina, dejar de morderte las uñas será más fácil, ya que te traerá al momento presente y te permitirá decidir por tu cuenta y dejar de actuar inconscientemente.
Sustituirlo por algo más
Cambiar el hábito de morder las uñas y la piel de los dedos por usar una pelota antiestrés, o cualquier objeto que permita depositar la ansiedad o el estrés podría ser muy factible, pero hay que cuidar bien que el nuevo sustituto sea saludable y no termine por convertirse en otro mal habito.
Llevar un accesorio como recordatorio
Si consideras que tu fuerza de voluntad es suficiente para no continuar mordiéndote las uñas, quizá llevar una pulsera o un anillo que funcione como recordatorio constante de detener el impulso sea aún más eficiente para eliminar el habito.
Invertir en manicure
Por último, y para quienes constantemente hacen sus uñas con gel, acrílico o permanente, sabrán que inconscientemente al llevarlas arregladas, nuestra mente se rehusa a hacer cualquier movimiento que resulte perjudicial para la estética de estas y esa puede ser la solución ideal.