Fotos por Gabriel Schkolnick
Madre sólo hay dos, es uno de los últimos proyectos en los que participa Tiago Correa; una serie mexicana de Netflix protagonizada por la actriz Ludwica Paleta (Carrusel, Amigas y Rivales); que se estrenó hace unos días en la mencionada plataforma de streaming.
“Madre sólo hay dos es un proyecto muy lindo, muy contemporáneo y muy necesario para el México de hoy, en donde Chile le lleva un poco de ventaja en cuanto al feminismo y la conciencia de género. Un proyecto que habla del ser mujer hoy por hoy en México desde el punto de vista de la maternidad. Qué es lo que se espera de esta mujer madre, que tiene que ser mujer, y a la vez trabajar, y cuidar a los niños, ser buena esposa, ser buena amante, buena hija, buena hermana. Tienen un peso muy grande porque fueron valientes y dijeron ya, basta. Entonces esta serie es un proyecto al que le tengo mucho cariño”, comenta el actor chileno, que desde hace un tiempo está radicado en México y anteriormente participó en La Casa de las Flores.
El otrora galán –dicho por él–, se encuentra en el mejor momento de su vida, Será parte de un proyecto en Perú, e incluso confiesa que a sus 39 años está listo para ser papá. Así, desde esa premisa habla sobre su vida actual y qué lo llevó a estar ahí; también se refiere a sus próximos proyectos y por qué dejó Chile.
–En tus redes, junto a tus fotos, compartes textos y pensamientos. ¿Has pensado en escribir un libro?
–Me encantaría, porque me gusta la ficción y porque creo que nosotros como comunicadores; los actores lo somos, tenemos esa herramienta que es maravillosa, que es generar un contenido que vuele; y que tenga ese gran deseo que al final es muy simple, que es conmover a las personas; ya sean uno, dos o tres millones, dependiendo de cómo te salga el proyecto (ríe).
“El término de contador de historias o storyteller, me acomoda mucho; sea en una obra audiovisual, en una obra de teatro, en un video, en una foto; es algo que a mí me apasiona, el poder contar historias, hablar de algún personaje, me parece muy interesante. Y ya escribí un libro cuando era chico, uno de poesía, porque en mi colegio para salir de cuarto medio había que hacer un proyecto de título y elegí hacer un libro de poesía que se llamó Alfiler de gancho; era una recopilación de poesías que escribí desde muy chico”.
Agrega que dejó de escribir poesías cuando ingresó a estudiar teatro. “Una cosa que siempre he querido volver a hacer y no me he atrevido, por miedo a hacerlo mal, en el fondo. Miedo a que te digan que no era tan bueno. También tiene que ver cuando la doctrina del aprendizaje te dice qué es bueno y qué es malo, y te evalúa; entonces uno empieza a tener miedo de ser evaluado o auto evaluado tu arte de forma académica, lo que es muy duro. No he vuelto a escribir pero me encantaría; aunque ahora no es el momento para mí”.
–Usas mucho el término “terrícola” para referirte a ti mismo. ¿Podrías ahondar en ese término? ¿Por qué terrícola?
–Lo que siento cuando hablo de “terrícola”, es el respeto a la tierra. Entender que estamos en este mundo; del que dependemos, nos nutrimos. Y nosotros nutrimos al mundo; y cuando me refiero al mundo, digo tierra, pero también hablo de la fauna, la flora, de la comunión que hay con todos los seres vivos y de las otras etnias y micro y macro etnias.
“Por mí no existirían las fronteras, no por el rollo “gondwana” del asunto, sino que por esa prohibición del tránsito que me parece equivocada. Puedo entender la regularización de quiénes entran y quiénes salen por un orden interno; ok, pero no entiendo quién dictamina quiénes son mejores y quiénes no, para tener un derecho a entrar a algún lugar. No entiendo ese separatismo de los países. Nací en Chile, me crié en Brasil, después volví a Chile. Entonces, siento que es tan rico ver a una persona que se ha nutrido en diferentes países. Gente que se ha ido de intercambio a los 15, 14 años a otro país, su cabeza es otra; entonces siento que eso es lo que nos falta; entender que todos pertenecemos al mismo planeta; a la Tierra; y que no tenemos ningún enemigo; que somos todos “iguales”; que somos terrícolas”.
“Me encantaría ser papá; aunque no tengo prisa”
Tiago –que estuvo casado con la actriz Ignacia Allamand y tuvo una larga relación con la actriz Mayte Rodríguez– hace una pausa para tomar un poco de café; luego continúa explicando la idea.
Y es que al parecer el término “terrícola” es algo que ha concientizado en su vida: “Tener respeto a la Tierra y entender que somos todos uno y somos parte de algo, que ha sido súper confirmado en esta pandemia. Estamos mucho más conectados de lo que pensábamos. No importa si no puedes pasar una frontera porque no tienes una visa, el virus te puede llegar igual, entonces si no nos cuidamos entre nosotros, y no nos “apapachamos” y si no nos motivamos a ser mejores terrícolas, este planeta va a explotar. Igual yo soy un enamorado del ser humano y tenemos la capacidad de revertir situaciones, entonces este es un mensaje de alerta para que trabajemos de una forma consciente para que este mundo nos dure un poquito más”.
–¿En qué etapa de tu vida estás? ¿Quieres ser padre?
–Sí, me encantan los cabros chicos desde que soy muy chico. De hecho mis amigos en el colegio siempre decían “el Tiago va a ser el primero en ser papá”. Ahora me junto con ellos y todos son papás de dos o tres niños y yo soy el tío soltero que los agarra y se los lleva al cerro, andábamos en bicicleta, jugamos fútbol, vamos a la piscina. Me tocó un poco así por mi historia, pero sí, me encantaría ser papá; aunque no tengo prisa.
“Estoy”, continúa, “en un momento muy sano a nivel personal, he pasado por muchas cosas buenas, por cosas malas. Estoy en una madurez tanto en lo profesional como en lo personal. Si tengo un hijo ahora, sería el hombre más feliz, pero si ese hijo no está, voy a seguir siendo feliz. Ojalá tenerlo con una pareja, pero no descarto otras opciones, de poder ser papá soltero o tener un hijo con equis persona. Creo que la felicidad de esa relación madre e hijo, hije, no hay ecuación que te diga cómo criar hoy. La forma de “familia” ya no existe”.
El actor se detiene un momento para aclarar una situación de su crianza:
“Yo no crecí con un papá soltero, porque mi madre fue muy importante en toda mi educación, pero mi madre vivía en Brasil y yo vivía en Chile con mi padre, y dentro de sus capacidades, en una generación un poco más anticuada, tenía la intención de ser mamá y papá al mismo tiempo. Aunque mi mamá también estaba, era a distancia. Y no había tanta facilidad en la comunicación”.
“A mi padre se le juzgaba”, dice, “y a mi madre más por no estar con su hijo. Los prejuicios es uno de los grandes cánceres de la humanidad, junto con la flojera”.
También aclara que respeta a quienes no quieren ser padres. “Yo no entendía por ejemplo a una pareja de amigos, ambos actores muy cool, muy secos los dos, que dicen que no quieren traer a más personas a este planeta; y está súper bien. Cuando uno hace el acto de fe o de generosidad de tratar de entenderlo, por más que no estés de acuerdo, decir a ver pero de dónde viene el pensamiento de esta persona, de todas formas eso te hará crecer”.
“Me estaba engolosinando en el galán”
–¿Te arrepientes de haber dejado Chile?
–No, y estoy feliz. No me arrepiento de ninguna decisión que he tomado. Puede ser un cliché, pero de verdad no me arrepiento de nada de lo que he hecho. La migración siempre ha estado dentro de mi historia de vida. Esta es la primera migración consciente, personal, que tengo en mi vida. Yo ya sentía que necesitaba otros objetivos, otros tipos de desafíos, y tenía un bichito que me hacía estar pendiente de tener nuevo desafíos realmente, y de ser parte de esta tierra y de este mercado internacional de la actuación; querer decir algo, tener una bandera de lucha personal dentro de este circuito, que es el entretenimiento internacional iberoamericano, que es donde me manejo hoy por hoy.
“En su momento sentí que el mercado chileno estaba muy cerrado a solo producir para nosotros, cosa que se está quebrando. Tiene que ver con cuánto queremos pertenecer al mercado internacional también los chilenos. Hay que hacer ciertos gestos de humildad, trabajar un poco el acento, contar nuestras historias y que puedan viajar a otras partes del mundo (…) Echo de menos Chile, porque es mi país, están mis raíces; obviamente extraño a mi familia y a mis amigos también, pero estoy tan feliz de estar haciendo un proyecto elegido con conciencia, que estoy feliz y hoy mi casa está en México”.
–¿Dejar atrás el “Tiago galán” fue parte de la decisión?
–No, para nada. Esa fue una crisis que tuve y fue muy natural. Y fue lo que me llevó a trabajar mucho más en series, en cines. Porque en un momento empecé a sentir que me estaba repitiendo en una tecla, que me estaba engolosinando en el galán y mi reacción primaria fue culpar a los que me contrataban para hacer el galán, pero en el fondo yo era el que aceptaba eso y estaba cómodo ahí.
“Estaba en mi zona de confort y no estaba haciendo nada para atraer lo contrario o lo nuevo. Siempre a nivel de teatro hice cosas muy diferentes, entonces ahí me tranquilizaba. Hacía obras de teatro con marionetas, teatro callejero con máscaras. Viajé por todo el mundo con esos proyectos, por lo menos tres meses al año a Europa y por Latinoamérica. Pero sí, estaba en un lugar de confort en la televisión. Entonces llegó un punto que me ofrecían proyectos y yo decía no. Y empezaron a aparecer proyectos con una madurez actoral, en la que estoy ahora. Sigo aprendiendo y cuando me canse de aprender me voy a retirar”.
–Cuéntanos sobre tus proyectos para este 2021.
–Hay unos que no me dejan contar y otros que no quiero contar hasta que se hagan. Pero en junio comenzamos a filmar La Reina del Sur 3. Un proyecto al que también le tengo mucho cariño y es muy potente. La Reina del Sur me abrió muchas puertas en México, porque es un proyecto muy importante para su cultura televisiva. Generé un cariño con el público muy grande, al personaje le fue muy bien y me abrió las puertas al mercado internacional. Por ende, México es mi nido. Las demás serán migraciones.
–¿Estás en pareja? ¿Eres feliz?
–No estoy en pareja y soy inmensamente feliz. Llegué a un momento de mi vida en donde me aprendí a perdonar; a hacer cariño solo, a gozarme a mí y estar feliz conmigo mismo, y por eso siento que estoy preparado para que llegue una pareja a mi vida, la cual no estoy buscando porque no quiero forzar nada. Estoy súper feliz soltero. Y ya la estructura de lo que es correcto en cuanto a relaciones, está completamente desmitificada. ¿Estar en familia es sinónimo de ser feliz? No po’. ¿Tener una pareja del sexo opuesto es lo correcto? Tampoco. ¿Tener solo una novia o solo un novio? Yo hoy por hoy asumo esa libertad y me genera felicidad.