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Tanzania y la isla de Zanzíbar: Hakuna Matata

Tanzania y la isla de Zanzíbar: Hakuna Matata
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Tanzania y la isla de Zanzíbar: Hakuna Matata

POR Sole Hott | 05 enero 2025

Después de unos días intensos de safari por el Parque Nacional Serengueti y el cráter Ngorongoro, volar a las tropicales playas de Zanzíbar es el cierre ideal en esta aventura por África Oriental.

Reviso mis fotos del norte de Tanzania y también de su soñada isla Zanzíbar y puedo asegurar que, pese a ser distintas experiencias, son el vivo ejemplo del espíritu “Hakuna Matata”, esa expresión suajili mundialmente popular por la película “El Rey León” y que en español se traduce como “No hay problema”. Y así es. La naturaleza y vida salvaje de estos destinos abruman con su belleza de una forma única, que hace imposible despedirse sin sentir cierta nostalgia y prometer un inevitable “voy y vuelvo”.

En el borde oriental del continente y mirando hacia el océano Índico, Tanzania te recibe amable con un “¡Jambo, rafiki!” (“Hola, amigo”). La cercanía de su gente se aprecia desde que pisas la losa del Aeropuerto Internacional del Kilimanjaro, en Arusha, ciudad en el norte de Tanzania, y capital de la región de Arusha. La dulzura de la bienvenida hace dejar atrás el largo trayecto desde Chile, que suma bastantes horas y escalas; las mías fueron: Santiago-Sao Paulo-cruce del Atlántico hacia Johannesburgo (Sudáfrica)-vuelo a Nairobi (Kenia)- y, de allí al destino final, este país sorprendente.

Famoso por su naturaleza y vida salvaje, nuestro recorrido abarcó la zona norte. El objetivo fue adentramos en la majestuosidad del Parque Nacional Serengueti y el área de conservación del cráter Ngorongoro, y donde también se puede visitar uno de los símbolos más reconocidos de Tanzania y cumbre más alta de toda África, el legendario monte Kilimanjaro.

MILENIOS DE ARCO Y FLECHA

Antes de adentrarnos en la búsqueda de los “Cinco Grandes” (rinoceronte, elefante, búfalo, león y leopardo), hacemos una primera parada para vivir su riqueza cultural a través de dos de las más 120 tribus que acoge Tanzania, los bosquimanos hadzas y datogas. Ambas comunidades suelen encontrarse alrededor del lago Eyasi, a unas cinco horas por carretera desde Arusha rumbo sur oeste.

Era una apuesta. ¿La razón? Entre los habitantes de este país, es habitual el contacto con los masai (quizás la tribu más reconocida), sin embargo, para conocer a los bosquimanos se requiere más que logística. Algo que no disminuyó nuestro interés por descubrir sus costumbres y creencias.

El pueblo dagota, por su parte, guarda una reputación de feroces guerreros y antiguos enemigos de los masai. Ya frente a ellos la realidad es otra, reciben a sus visitantes con los brazos abiertos, cánticos tradicionales y sonrisas contagiosas. Al igual que sus históricos rivales, son polígamos y viven de la ganadería y el cultivo.

A diferencia de sus vecinos, los hadzas son monógamos y parecen haberse quedado detenidos en el tiempo. Sus orígenes hablan de más de 40 mil años y mantienen una forma de vida que desafía a la civilización. Una tribu fascinante que no sigue calendario ni religión y una de las últimas cazadoras-recolectoras del mundo. Para capturar animales grandes usan flechas con un veneno que recorre la sangre, pero no infecta la comida.

De alguna manera, ya habituados al turismo, a sus visitas las invitan a experimentar una visión auténtica: te llevan de caza, previa clase de arco y flecha in situ.

No se les conoce conflictos bélicos o enfermedades infecciosas y, según los antropólogos, siempre tienen hambre, pero nunca mueren de inanición. Pese a lo anterior, hoy corren peligro de extinción por este estilo de vida aislado y detenido en el tiempo.

LA GRAN MIGRACIÓN

Donde si pasa el tiempo es en el Parque Nacional de Serengueti, a más de 300 kilómetros al noroeste del lago Eyasi y a unas cuatro horas y media de viaje al oeste de Arusha. Un paraíso natural que se extiende por 1,5 millón de hectárea. Ahí retomamos nuestra misión por ver de cerca a los “Cinco Grandes”.

Cuando la sequía del verano avanza –entre julio y agosto–, los animales se mueven en busca de pastos más verdes y agua. Hasta fines de octubre el escenario es espectacular para apreciar la migración entre la reserva Masai Mara, en Kenia, y la del Serengueti, en Tanzania.

Y allí estábamos para ser testigos de ese desfile de miles de kilómetros. Al poco andar por el parque nacional aparecen millones de ñus, gacelas y cebras para dar la bienvenida a uno de los lugares más espectaculares del país.

Los días comienzan temprano en la sabana y las horas pasan en un abrir y cerrar de ojos en modo safari. Sin rejas ni cercos, los extraños son los humanos. Jabalíes, impalas, jirafas, búfalos, hienas, leones, avestruces y elefantes, entre otros animales, se mueven y producen la magia de una experiencia única e inolvidable.

Al caer la noche, los sonidos nocturnos se vuelven protagonistas. A lo lejos se escucha la “risa” característica de las hienas, los bramidos de las cebras y ñus, que deambulan por lodges como el nuestro como los dueños del lugar que son. Por eso mismo, son los propios masai los encargados de acompañarte y escoltarte a tu carpa cuando el sol se esconde tras las montañas.

CRÁTER SALVAJE

A más de un par de horas del Serengueti en dirección sureste, Tanzania sorprende con el espectacular cráter Ngorongoro. Designado Patrimonio Mundial por la Unesco desde 1973, es la única caldera intacta del mundo con 20 kilómetros de diámetro.

Ubicado a 1.800 metros sobre el nivel del mar, su suelo fértil alberga a una amplia variedad de vida salvaje. En esta postal parte la búsqueda del rinoceronte negro y guepardos, que atrae a miles de visitantes cada año.

En esta fauna impacta la gran diversidad de aves. Pero hay un enigma que a los expertos le llama la atención: la ausencia de jirafas. Si bien son varias las teorías sobre el tema, una de ellas dice que los senderos de entrada y salida a la caldera son muy empinados y esos animales, con su particular cuerpo, no pueden transitar por ahí fácilmente.

El bramido del motor de las 4×4 se funde en el sonido de la vida salvaje que resguarda este cráter y al que, no por casualidad, llaman “El Jardín del Edén”. Cierre continental en uno de los mejores parques del mundo y una visita obligada antes de tomar un vuelo local al merecido descanso en las tropicales playas de la isla de Zanzíbar.

ZANZÍBAR MAGNÍFICA

Tanzania no es sólo safari y tribus, conocer sus playas es casi un deber para los visitantes. Además, es el descanso perfecto tras pasar horas por caminos de tierra. Es un cambio de paisaje y de tipo de aventura.

Si volar no es lo tuyo, advierto que los aviones locales de este trayecto pueden causar impresión. La buena noticia es que se trata de viajes de corta duración. A pocos minutos del Ngorongoro, en un aeropuerto local se hace check in para ir de regreso a Arusha, desde ahí se aborda una segunda avioneta a la isla de Zanzíbar. Y no hay pánico a las alturas que la panorámica calipso de las aguas del Índico no anulen con su belleza.

Ya en tierra, la ciudad de Stone Town, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad, amerita un recorrido por sus calles laberínticas, coloridos mercados y sus características puertas que cuentan historias del pasado multicultural de la ciudad natal de Freddie Mercury.

A una hora de la ciudad, el agua turquesa del Índico y su arena blanca te sumergen en la famosa fantasía de la isla más conocida de Tanzania. Un final de sueño para una aventura africana, pura calma e increíble gastronomía.

Nada se le parece. Es otro tipo de clave paradisíaca. Si vas en compañía de alguien que no le atrae estar descansando por horas sobre la arena blanca, hay diversidad de paseos, spas con programas por el día, además de los clásicos deportes acuáticos como el snorkel y el buceo.

Tanzania con su isla Zanzíbar suenan a un destino lejano. Una aventura que asusta de sólo pensar en las distancias y las múltiples horas de vuelo. ¿Qué puedo decir? Sólo hay que animarse sin drama, “Hakuna Matata”.

DATOS ÚTILES

Idioma: Swahili (todos entienden inglés).

Dónde alojar: En el Parque Serengueti en Kisima Ngeda Camp. En Zanzíbar en el BlueBay Beach Resort & Spa.

Tours: Se recomienda contratarlos con agencias; en este caso, Mandala Viajes

Moneda y tarjetas de crédito: Llevar sencillo en chelines tanzanos y dólares; hay casas de cambio. Las tarjetas sólo para hoteles.

Seguridad: En tour es muy seguro porque vas con guías.

Dato útil: No llevar mucha ropa, los hoteles cuentan con lavandería. El remedio contra la malaria es muy caro y escaso en Chile, conviene comprarlo en Sudáfrica en la farmacia del aeropuerto.

 

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