La filmografía del director irlandés Neil Jordan ha sido bastante irregular. Su golpe a la cátedra lo dio con El Juego de las Lágrimas y solo bastó una escena para jamás olvidarlo de nuestros registros. Una escena donde el protagonista (Stephen Rea, un habitual de sus películas), descubría que la mujer que hasta ese momento lo deslumbraba era transgénero. Lo explícito de la escena para ese año 1992 provocó tal impacto que cada estreno que venía con su firma fue mirado con detención.
Su segundo hito lo marcó con Entrevista con el Vampiro, la adaptación de Anne Rice que juntó a Brad Pitt con Tom Cruise y Antonio Banderas, como esos vampiros góticos y homoeróticos. Pero quizás la mejor película de su carrera fue un drama de esos nominados al Oscar pero que luego se olvidan en el tiempo. Basado en la novela de Graham Greene, El Ocaso de un Amor es la historia de un romance desgarrador e imposible. Un amor espeso, cruzado por la religión, la vida y la muerte, las promesas y la infidelidad, protagonizado por Julianne Moore y Ralph Fiennes, que en su momento obtuvo dos nominaciones al Oscar.
Luego de eso vino Breakfast on Pluto con Cillian Murphy; Brave con Jodie Foster, y hace algunos años, Greta con Isabelle Huppert. Y si bien, tiene el mérito de atraer a grandes estrellas para sus producciones, el resultado ha sido bastante mediocre para las expectativas que se tienen. Sin embargo, si tuviéramos que nivelar, habría que destacar que el cine de Neil Jordan está bastante por sobre la media. Con estos pergaminos llega a nuestra cartelera Sombras de un Crimen, y tanto por el afiche como por las primeras escenas, podemos inferir que estamos ante un filme de época, que podríamos encasillarlo en la categoría de cine negro (misterio policial, asesinatos, femme fatale, un detective), y que su telón de fondo será la industria de cine de Hollywood a fines de la década del 30.
¿Y a quién tenemos de cabeza de cartel? Al hombre rudo por excelencia, Liam Neeson. Siendo secundado por Jessica Lange y por Diane Kruger, además de secundarios como Danny Huston y Alan Cumming. O sea, un filme de estrellas consagradas protagonizando una historia para público adulto o más convencional, ese que al elegir ir a ver una película al cine quiere alejarse de secuelas de superhéroes o a las fantasías de ciencia ficción. Punto a favor por la variedad en la oferta.
Liam Neeson encarna al célebre detective privado Philip Marlowe. Un personaje del mundo literario en esta historia que a su vez, está basada en una novela de John Banville. A este detective que pasa por una racha de mala suerte lo contrata la hija de una superestrella del cine y le pide encontrar a un ex amante que no dejó paradero de su humanidad. Es así como nuestro investigador privado se envuelve en una trama de mafias, drogas, lugares clandestinos y enormes mansiones en el Beverly Hills de la época dorada del cine clásico.
Liam Neeson muestra las dotes con las que se ha hecho famoso durante la última década en el cine de acción. Sin embargo, con bastante menos ansiedad. Con fotografía y ambientación que se agradece, pero lamentando a una Jessica Lange desaprovechada, Sombras de un crimen termina siendo un atractivo espectáculo pero donde todo ya lo hemos visto antes. Y lo que es grave en este tipo de historias de trampas y caretas, la resolución del conflicto es floja y no sorprende. Un despliegue de actores que dan lo mejor de sí para un filme poco novedoso, que no aporta mucho al género, y que deja la sensación de que pudo ser mucho más de lo que es.
Sombras de un crimen se encuentra desde ayer jueves 30 de marzo en todos los cines del país.