El 6 de septiembre Liz Truss se reunía con la reina Isabel II en Balmoral, convirtiéndose en la tercera mujer en ocupar el cargo en la historia del Reino Unido. Dos días después, su Majestad falleció, asumiendo Carlos III como rey. Ahora, 44 días después, Truss dimite como jefa de gobierno.
Un discurso de tan solo 4 minutos bastó para que Liz Truss dejara el cargo. Frente a Downing St, la casa de gobierno británica, la conservadora de 47 años hizo oficial su decisión, la que de cierta forma se esperaba debido a la crisis en la que ha sumergido a Gran Bretaña. Por ahora, ella permanecerá en el cargo hasta que un nuevo primer ministro conservador sea elegido “la semana próxima”.
“Asumí el cargo en un momento de gran inestabilidad económica e internacional”, dijo. “Las familias y las empresas estaban preocupadas por cómo pagar sus cuentas. Fui elegida con el mandato de cambiar esto”, siguió. Y “cumplimos con las facturas de energía”, mencionó.
¿Por qué decidió renunciar?
Es precisamente el caso económico en estas seis semanas lo que ha llevado a Truss a dejar la misión que se le encomendó. ¿Argumentos? Según la prensa británica, más que suficientes.
Desde la reciente renuncia de una destacada ministra de su gobierno que arrojó críticas a su gestión, y una votación en la Cámara de los Comunes que terminó en caos y reproches, hasta el fallido plan económico que desencadenó el caos del marcado y una crisis política. A esto se le suman despidos injustificados y restitución de cargos, y sus constantes cambios de rumbo en sus políticas. Incluso fue acusada de no cumplir con los protocolos al enviar un correo oficial desde su cuenta personal.
Sin embargo, se vio obligada a abandonar muchas de sus políticas económicas, perdiendo el control dentro de su Partido Conservador y generando diferencias profundas con la Cámara de Diputados, por ejemplo.
Si bien el día anterior a su renuncia, Truss aseguró seguir en el cargo, afirmando: “soy una luchadora, no una cobarde”, la presión fue superior, muchos parlamentario la instaron a renunciar para poner fin al caos. Ahora, tras su salida el partido queda dividido, y el nuevo candidato tendrá que unir a las partes.
Según el legislador conservador Simon Hoare, el gobierno es un casos. “Nadie tiene un plan de ruta. Todo es una suerte de lucha cuerpo a cuerpo en el día a día”, dijo a la BBC, añadiendo que Truss tenía “unas 12 horas” para darle la vuelta a la situación.
“Es hora de que la primera ministra se vaya”, dijo la legisladora Miriam Cates. Mientras otro de los diputados, Steve Double, añadió que “Lamentablemente, no está a la altura del cargo”.
El dramático desenlace llega tan solo días después de que la primera ministra despidiera a su secretario del Tesoro, Kwasi Kwarteng, el viernes. Esto, luego de que el plan económico que ambos presentaron el 23 de septiembre desatara una crisis económica y política inmediata. Dicha decisión no fue vista con buenos ojos.
Según una encuesta, cuatro de cada cinco adultos en Gran Bretaña, un 80% de la población, califica a la primera ministra de manera “desfavorable”. Mientras que solo uno de cada diez ciudadanos tiene ahora una opinión favorable. La encuesta, elaborada por la firma YouGov y llevada a cabo entre los pasados 14 y 16 de octubre.
¿Quién será el próximo Primer Ministro?
Los nombres que suenan como sucesores son los de Rishi Sunak, que perdió contra Truss en la elección anterior, y Penny Mordaunt, actual líder del partido en la Cámara de los Comunes. El otro nombre que aparece es precisamente Jeremy Hunt, actual ministro de Finanzas, que asumió por Kwarteng. Es más, muchos lo consideraban favorito para suceder a Boris Johnson, pero no se presentó en esa oportunidad.
Además, han sugerido nombres como el de Suella Braverman, quien era ministra de Interior hasta este miércoles y cuya renuncia terminó también con el cargo de Truss.
¿Será la segunda parte de Boris Johnson?
Recordemos que Boris Johnson se comparó con el estadista romano Cincinnatus en su discurso de despedida como primer ministro. Éste era un dictador romano que abandonó su pequeña granja para rescatar a un ejército. Un misión que cumplió derrotando al enemigo en un solo día. Luego de pasar un tiempo en Roma, volvió al campo, del que salió una segunda vez para volver a tomar el control del Estado romano.