Revista Velvet | “Smiley”: la serie española LGBTIQ que la rompe en Netflix
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“Smiley”: la serie española LGBTIQ que la rompe en Netflix

“Smiley”: la serie española LGBTIQ que la rompe en Netflix
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“Smiley”: la serie española LGBTIQ que la rompe en Netflix

POR Carlos Loyola Lobo | 13 diciembre 2022

Series españolas en streaming hay muchísimas. Series sobre el amor entre dos hombres, cada vez más. Entre dos mujeres, también. Series con personajes pertenecientes a la comunidad de la diversidad sexual, ni que hablar. Y así. Pero una que combine todo eso en dosis desiguales quizás, solo exista una: Smiley. El flamante estreno de Netflix durante el fin de semana que acaba de pasar.

No es de las imperdibles, pero sí vale la pena. Se deja ver con mucha amabilidad, tiene personajes atractivos y situaciones amables y amorosas. Ideal para esta época del año donde todos andamos con el corazón más blandito.

La serie de ocho episodios, que se mueven entre los 30 y 40 minutos, gira en torno a una pareja gay, que se mezcla con otras relaciones de amor y amistad entre homosexuales. Y está protagonizada por Carlos Cuevas, el alumno más inteligente y provocador de la recordada serie Merlí.

Smiley eligió una dinámica moderna para contar, en clave inicial de comedia romántica de enredos, cómo se viven el amor y el desamor en tiempos de la reivindicación de la diversidad sexual. No hay discursos ni lecciones, hay libertad.

La propuesta -basada en obra teatral del dramaturgo catalán Guillem Clua- entretiene e invita a repensar sobre lo que nos han dejado viejos prejuicios sociales y culturales. Sin por eso querer ser un manifiesto sobre el universo LGBTQ+. Tampoco es una novela romántica con buenos, malos y villanos. Aborda el amor desde otro ángulo, con personajes pintorescos y con parejas secundarias al relato central que, seguramente, dejarán al espectador con ganas de más pantalla.

Apoyada en imagen con emoticones y señales muy reconocibles propias de las redes sociales, Smiley se enmarca en los cuentos de los tiempos modernos. Y aunque la historia comienza cuando Alex, el personaje central que encarna Carlos Cuevas, elige un teléfono fijo, de esos con cable y fijos en una pared, para dejar un mensaje. Un mensaje de despecho en un celular equivocado. Cree que le habla a un muchacho que lo plantó, pero por caprichos del guion, el mensaje termina siendo llegando al celular de Bruno, un arquitecto más formal que él, pero también gay e igualmente soltero.

A partir de esa confusión nace uno de los amores de la serie que está en el top ten de la plataforma en su semana de estreno. Y es que a pesar de ciertos clichés en la historia, Smiley se vuelve entretenida. Especialmente en este mundo de Álex, que atiende en la barra de un bar y que asiste regularmente a un gimnasio, en contrapunto con la vida de Bruno, un tipo más ordenado, de vestir más sobrio, arquitecto y asiduo al cine clásico.

Con situaciones dulces, buen desempeño de ambos y un grupo de secundarios que aportan historias encantadoras, Smiley, en sus ocho capítulos, deja claro que el amor es amor para todos, sin distinción.

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