Han pasado casi dos años desde que se canceló el famoso desfile de Victoria’s Secret que se transmitía anualmente desde 1995 por televisión. Con modelos convertidas en ángeles que se tomaban la pasarela luciendo conjuntos y especiales alas, así como también cuerpos increíbles. Pero quizás alejados de representar a las mujeres.

“Cuando el mundo estaba cambiando, fuimos demasiado lentos para responder”, confesó Martin Waters, director ejecutivo de Victoria’s Secret. “Necesitábamos dejar de ser lo que quieren los hombres y ser lo que quieren las mujeres”, reflexionó.

En base a ese pensamiento, la marca de lencería hoy se despide definitivamente de sus ángeles. Y abre paso a una nueva era con el lanzamiento de la plataforma The VS Collective. Compuesta por siete mujeres que se convirtieron en embajadoras por sus logros profesionales y no por sus cuerpos.

Este grupo será conformado por la futbolista y activista por la equidad de género, Megan Rapinoe; Eileen Gu, esquiadora de estilo libre chino-estadounidense que participará en las olimpiadas; la modelo y defensora de la diversidad, Paloma Elesser; la actriz, productora y empresaria, Priyanka Chopra (38); la modelo y defensora de la salud mental, Adut Akech; la periodista, fotógrafa, y fundadora de Girl Gaze, Amanda de Cadenet y Valentina Sampaio, modelo trans, actriz y activista LGBTQI+.

 

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“Estamos orgullosos de anunciar una nueva #TheVSCollective, diseñada para dar forma al futuro de Victoria’s Secret. Estos extraordinarios socios, con sus antecedentes, intereses y pasiones, colaborarán con nosotros para crear colecciones de productos revolucionarias, contenido convincente e inspirador, nuevos programas de asociados internos y reunir apoyo para causas vitales para las mujeres”.

Un giro aplaudido por mucho, pero criticado por otros. Considerado por The New York Times como “el intento más extremo y desvergonzado de un cambio de marca en la memoria reciente”. Ya que presenta una modificación completamente radical de una marca que durante mucho tiempo no solo vendió lencería según la fantasía masculina, sino también fue objeto de escrutinio por la cercana relación de su propietario con el delincuente sexual Jeffrey Epstein y se dedicó a ‘cosificar’ a las mujeres y promover la misoginia durante años.