Los cantantes que alcanzan el éxito tienen un 33 % más de riesgo de morir antes que aquellos menos conocidos, según un estudio alemán.
Son muchos los cantantes famosos que contaron historias cortas de vida. Y, al parecer, esto no es casualidad. De acuerdo a un estudio, los cantantes que alcanzan el estrellato, al menos en Europa y Norteamérica, parecen morir unos cuatro años antes que quienes no alcanzan notoriedad. Y sería la fama el factor asociado a un mayor riesgo de mortalidad.
Esa es la conclusión de un estudio observacional, es decir, no establece una causalidad, encabezado por la Universidad Witten/Herdecke (Alemania), que publica Journal of Epidemiology & Community Health, del grupo BMJ.
“Al comparar cantantes famosos y menos famosos con antecedentes similares, este estudio sugiere que la fama, en sí misma, puede contribuir a un mayor riesgo de mortalidad, más allá de los riesgos asociados con ser músico profesional”, dice el estudio.
Además, los resultados mostraron que “los cantantes famosos tenían un riesgo de mortalidad un 33 % mayor” en comparación con los no tan conocidos.
Para la investigación se analizó el riesgo de muerte de 648 cantantes, la mitad de los cuales calificados como celebridad y la otra mitad, no.
La muestra de famosos se obtuvo de s acclaimedmusic.net, y los investigadores eligieron a cantantes activos entre 1950 y 1990 para obtener la información de seguimiento sobre el riesgo de muerte a finales de diciembre de 2023.
El análisis concluyó que, en promedio, los cantantes famosos sobrevivían hasta los 75 años, mientras que los menos famosos lo hacían hasta los 79.
Así también, consideran que “ser famoso parece tan perjudicial que anula cualquier beneficio potencial asociado con un estatus socioeconómico elevado”.
Además, indican que “el riesgo elevado surge específicamente después de alcanzar la fama”, lo que destaca este factor “como un posible punto de inflexión temporal para los riesgos para la salud, incluida la mortalidad”.
Una explicación recae en “el estrés psicosocial único que acompaña a la fama, como el intenso escrutinio público, la presión por el rendimiento y la pérdida de privacidad”, escriben los autores. Todos factores que “pueden alimentar el malestar psicológico y los comportamientos de afrontamiento perjudiciales, lo que convierte la fama en una carga crónica que amplifica el riesgo laboral existente”.
Dentro de las estrellas, y no, consideradas, el 65 % hacía rock, el 14 % por el R&B, 9 % pop, 6 % new wave, 4 % trap y 2 % electrónica.
Ahora bien, los investigadores reconocen que su estudio no era global y se limitaba a cantantes. Es decir, sus observaciones podrían no ser aplicables a otras regiones del mundo o a otros sectores de la fama, como la actuación o el deporte.