Durante mucho tiempo se ha especulado respecto a cómo era la relación entre Diana de Gales y su suegro, el Príncipe Felipe de Edimburgo. Por sus historias de vida, ambos eran considerados los extraños dentro de la familia real más famosa del mundo, y eso hizo que el marido de Isabel II se convirtiera, en ocasiones, en el apoyo más cercano a la llamada princesa del pueblo. En el último tiempo ha sido el Príncipe Harry quien deja claro que eran muchas las cosas que unían a Felipe de Edimburgo y a Lady Di.

“Pensé en las opiniones contundentes del abuelo, en sus muchas pasiones: el tema ecuestre, los asados, su gusto por la caza, la comida, la cerveza. Su amor por la vida, en una palabra. Esos eran aspectos que tenían en común con mi madre; tal vez por eso fue tan defensor de ella”, escribe en sus memorias el duque de Sussex. “Mucho antes de que se convirtiera en la princesa Diana, cuando era sencillamente Diana Spencer, mi abuelo fue su máximo defensor. Incluso dijeron que fue él quien actuó de mediador en el matrimonio de mis padres. De ser  eso cierto y gracias a él, yo no estaría aquí”.

A través de este testimonio, Harry deja claro que la sintonía entre ambos cuando se conocieron fue total. Su testimonio no dista mucho del ofrecido por la escritora Ingrid Seward en su libro Prince Philip Revealed. La autora cuenta que cuando Diana sentía dificultades en las restricciones en su nueva vida como miembro de la realeza, era él quien la ayudaba. De hecho durante las cenas de gala, Lady Di prefería sentarse al lado de su suegro en lugar de hacerlo al lado de su marido, porque sabía que Felipe de Edimburgo la podría cuidar.

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Felipe de Edimburgo nunca quiso abandonar a Diana a su suerte. Cuando su matrimonio con el príncipe Carlos entró en crisis, Diana recibía de su suegro extensas cartas que le escribía en las que le daba consejos para afrontar su difícil situación personal y pública.