Revista Velvet | Sebastián Lelio: “Contar historias no es solo entretenimiento. Es política”
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Sebastián Lelio: “Contar historias no es solo entretenimiento. Es política”

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Sebastián Lelio: “Contar historias no es solo entretenimiento. Es política”

POR equipo velvet | 12 diciembre 2022

Por Jorge Ignacio Castillo

Con ocho películas y un Oscar en el cuerpo –por “Una mujer fantástica” (2017)–, el director chileno Sebastián Lelio está mostrando confianza en sus medios. El cineasta comienza su nuevo filme, “El prodigio”, en un set estéril. Una voz en off anuncia que estamos viendo una obra de ficción. Lentamente, la cámara se mueve hacia el centro del estudio para revelar el interior de un barco en el que la protagonista, Florence Pugh (“No te preocupes cariño”, “Mujercitas”) está tomando sopa.

Su intención –misma que se repite a lo largo de la película– es establecer que toda narrativa es sesgada y favorece a aquel que la cuenta, y recomienda al espectador consumir esta y otras historias con un grano de sal.

“El prodigio” –estrenada el reciente 16 de noviembre en todo el mundo vía Netflix– se desarrolla en Irlanda en 1859, una década después de la Gran Hambruna. Lib Wright –interpretada Florence Pugh– es una enfermera inglesa con una tragedia a cuestas que via- ja a la campiña céltica para certificar o desmentir un posible milagro: una niña de once años que no ha ingerido alimento por meses y no muestra deterioro alguno. Intereses políticos y religiosos interfieren con la tarea de Lib, particularmente luego de que la menor se con- vierte en atracción turística.

A diferencia de los previos filmes de Lelio, la cinematografía tiene un rol protagónico en “El prodigio”. Conceptos abstractos como el frío, el hambre, la pobreza y el fervor religioso toman cuerpo gracias al talento de la australiana Ari Wegner, nominada a los Premios de la Academia este año por “El poder del perro”.

Conversamos con Lelio justo antes de la première mundial de su filme en el Festival de Cine de Toronto.

–El filme comienza muy “meta”, me recordó películas de Lars Von Trier –“Dogville”, “Manderlay”– que subrayan la artificialidad del medio.

–Eso viene del teatro televisado que veía cuando niño, que tenía mucho de Brecht y la tradición alemana nórdica. Es un ejercicio de distanciamiento y hablar situado: Esto es ficción y es importante que se diga. “El prodigio” se trata de las historias que nos contamos a nosotros mismos o que creamos entre todos y de las que dependemos. En el caso de la película, estos son sistemas de creencia que colisionan: la ciencia, que contiene en su interior la duda y por lo tanto está dispuesta a adaptarse, y la fe, en este caso, gente que cree haber encontrado una verdad y no está dispuesta a moverse de ahí y prefiere torcer la realidad para que quepa en su molde.

–Un problema que persiste hasta hoy.

–Por eso creo que la película es de ahora, un momento en que estamos inundados de historias y lo real se esfuma. El personaje de Florence Pugh, al ser científica, está dispuesta a poner en cuestión su propia estructura y trascender para salvar a la niña.

UN POCO MISTERIOSO Y NO TAN PROGRAMÁTICO

“El prodigio” fue filmada en la segunda mitad de la pandemia en las afueras de Dublín. El rodaje no paró nunca, a pesar de que otras producciones alrededor sufrieron distinta suerte. Aun así, filmar en esas circunstancias es algo que Lelio preferiría no volver a hacer.

–Escribiste el guion con la autora de la novela, Emma Donoghue, y Alice Birch (“Lady Macbeth”). Para alguien como tú, que escribe solo o trabaja con guiones de otros, ¿cómo fue colaborar de esta manera?

–Emma fue muy generosa en abrir la novela y encontrar aquello pasado por la adaptación con una de sus novelas (“La habitación”) y tenía claro cuán brutal era el proceso. Con Alice queríamos trabajar juntos hace rato. Ella tiene una voz moderna y ayudó a que el lenguaje de la película y los diálogos se sintieran contemporáneos sin sacrificar precisión histórica.

–Tener a Florence Pugh como parte de tu elenco es un lujo. ¿Cómo pasó?

–Escribimos la adaptación sin pensar en una actriz. Solo hacia el final pensamos en Florence, le enviamos el guion y en menos de una semana ella era oficialmente parte del elenco. Florence tiene un rango increíble y el talante para sostener una película entera. Ella está en el 98 por ciento de las escenas. Su personaje es moralmente complejo y sin embargo uno está de su lado, la acompaña en sus paradojas y entiende sus decisiones por muy irracionales que sean.

–Desde que hiciste “Gloria” (2013) tus protagonistas han sido mujeres. ¿Tienes algún proyecto más introspectivo guardado en alguna parte?

–Llegará el momento. Por ahora uno filma lo que puede. “El prodigio” estaba ahí con otros proyectos y se cristalizó. Así va pasando, es un poco misterioso y no es tan programático. Mis películas, más allá del choque entre mujeres y el patriarcado, se tratan de personajes superándose a sí mismos.

RESPETO POR EL CENTRO

Sebastián estaba en Francia cuando el estallido social de 2019 se desató. La idea de ser participante en vez de espectador lo llevó a viajar a Chile (“no podía seguirlo por las redes”), sin saber que se quedaría por tres años.

–¿Cuál es tu evaluación del proceso?

–Para mí, hubiera sido mejor que ganara el Apruebo y trabajar desde ahí, pero si me distancio, considero que los avances que se han hecho son inmensos y ese mismo pueblo que votó 80-20 por una nueva Constitución, con esa misma sensatez rechazó esta propuesta. Mucho respeto por Chile y por ese centro al que hay que escuchar. Va a ser más largo (el proceso), no es como me habría gustado, pero me saco el sombrero. Espero que los actores políticos en el poder estén a la altura. Sería escandaloso si no.

–¿Cómo te imaginas esta nueva etapa?

–Qué es escribir una nueva Constitución sino escribir un nuevo relato intersubjetivo capaz de convencernos, cautivarnos y seducirnos por 40, 50 años. Por eso también me interesó “El prodigio”: contar historias no es solo entretenimiento. Es política. Es importante que seamos capaces de colectivamente construir historias que nos guíen hacia un lugar luminoso, hacia adelante. También hay mucho storytelling que mira hacia atrás, como queriendo volver a 1930. Son momentos peliagudos.

Lelio ya tiene un proyecto en vías de materializarse, aunque hay varios que reclaman por su atención: “Son como esas tortugas
que tratan de llegar al mar, pero están rodeadas de aves”. Aunque prefiere no adelantar nada, Sebastián deja entrever que su próxima creación se materializará vía Estados Unidos y comenzará a filmarla el próximo año.

 

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