Las alertas se encendieron cuando Disney anunció que su próximo proyecto live-action, que es como han llamado a las adaptaciones de clásicos animados de la compañía con actores de carne y hueso, sería protagonizado por una actriz de origen afroamericano, para un personaje cuya inspiración original no lo era.
Estamos hablando de La Sirenita, historia escrita por el danés Hans Christian Andersen, y que luego de su adaptación animada para Disney en 1989, se convirtió en ícono generacional y en un clásico de su catálogo fílmico. La historia de la joven sirena Ariel, que intrigada por conocer la vida de los humanos allá en la superficie, rompe las reglas impuestas por su padre el rey Tritón, y cae en las redes de su tía, la maléfica Úrsula, que expatriada por su hermano le ofrece apariencia humana pero la deja sin voz, con tal de conocer a Eric, un príncipe a quien Ariel salva, luego de que su barco naufragara en alta mar.
Disney, como era esperable, la acompañó de fauna marina parlante en una suerte de compañeros de viaje de Ariel: Sebastián, Flounder y Scuttie, que aportaban los momentos musicales al filme de finales de los ochenta. Aquella Sirenita era caucásica y pelirroja. Muy acorde, seguramente, al canon cultural del autor del cuento. Sin embargo, en tiempos de diversidad cultural, la compañía del ratón Mickey, decidió que esta Ariel tuviera rasgos afroamericanos, y el pelo, aunque de un colorín pálido, en esta oportunidad la actriz que la encarna, Halle Bailey, luce dreadlocks.
Reacciones bastante incendiarias, y digámoslo, exageradas, no se hicieron esperar. A nivel publicitario fue un buen gancho. Todos queríamos saber cómo resultaría la apuesta. Y acá estamos. Esta semana se estrena en cines La Sirenita que, además de tener a Bailey como protagonista, es acompañada por Javier Bardem en el rol de su padre, el Rey Tritón; y a la actriz Melissa McCarthy, en el rol de la malvada Úrsula. La gran pregunta es: ¿Funciona?
Esta versión de carne y hueso del clásico de Disney está dirigida por el realizador del musical ganador del Oscar, Chicago: Rob Marshall; y uno de los productores ejecutivos del filme, y quien además está a cargo de las coreografías y la banda sonora, no es otro que el talentosísimo Lin-Manuel Miranda (Hamilton). Y ya podemos ir haciéndonos la idea de que con esta dupla, difícilmente las cosas irán mal.
Y pasa con esta versión de La Sirenita es que por más que vayamos en plan de comparar la original animada con esta, intentando buscarle la quinta pata al gato, no se la encontraremos jamás. Porque la dupla Marshall-Miranda hace tan bien la pega de hacer guiños a los fanáticos con referencias clásicas (ahí está el cangrejo Sebastián cantando Bajo del Mar), pero a la vez de introducir a la historia datos que la complementan y que no habíamos visto, que todo funciona a la perfección.
Otro dato no menor: las secuencias musicales son maravillosas, dirigidas y pensadas con inspiración y pulcritud. El tratamiento de la historia es fluido, amable y avanza sin mayores baches. Por último, el desempeño de la hasta ahora desconocida Halle Bailey es deslumbrante. Consigue construir a una Ariel encantadora y con personalidad propia. Brilla con luces propias.
La Sirenita es un espectáculo para disfrutar en familia y los fans de la original saldrán, de seguro, muy satisfechos. Se estrena este jueves 25 en todas las salas de cine del país.