En 2001, estuvo muy cerca de hacerse de la soñada estatuilla dorada por su rol de Muhammad Ali, en Ali, la biopic de la estrella del boxeo dirigida por Michael Mann. Y aunque no lo logró, Will Smith venía de toda una década de gloria que lo instaló como celebridad mundial, y de los actores mejores pagados de Hollywood. Men in Black, Día de la Independencia y Wild Wild West fueron prueba de aquello. Will Smith durante los noventa era la estrella favorita, junto a Jim Carrey, invitada y nominada a todos los premios MTV. La fama por todo lo más alto.

Después de esa nominación y casi triunfo en el Oscar por Ali, vino una década bastante más tranquila y diríamos que quitada de bulla, solo interrumpida con los éxitos de la icónica I am Legend y The Pursuit of Happiness. La década pasada, el histórico Príncipe del Rap lo dedicó más a ser productor ejecutivo de muchas producciones, pocas luces, hasta que cayó en sus manos este guion, donde el actor se pone en la piel de Richard Williams, un hombre que anticipó que sus dos hijas serían megaestrellas incluso antes de su nacimiento y trazó un estricto plan para su formación en el deporte.

A la Academia le encantan las biografías, las cintas familiares y le encantan, sobre todo, los renaceres. Y el de Will Smith, a través de esta película, lo es. Es nuevamente instalarlo en la primera línea de la industria del cine, y es que a través de su personaje, un visionario para algunos y un excéntrico para otros, la actuación de Smith justifica todas las alabanzas propinadas.

Smith dice que se enamoró de Richard Williams a comienzos de los noventas, cuando este pater familia interrumpió una entrevista de una adolescente Venus, donde se le preguntaba con cierta insistencia porqué se sentía confiada de derrotar a su rival de ese momento. “Cuando surgió la oportunidad de ser parte de esta película, eso fue lo primero que recordé. Sabía que quería mostrarle al mundo cómo un padre protege así a una hija”, cuenta el actor. Smith interpreta a Richard Williams desde que intenta ejecutar este plan con sus hijas a pesar de los costos económicos y de vivir en California. La película tampoco pasa de lado con lo difícil que es ser afroamericano en Estados Unidos, desde encontrar inspiración en referentes como Michael Jordan a lidiar con el racismo en un deporte que es dominado por blancos.