Revista Velvet | Rojo Edwards: “Republicanos no es un partido, es el comando de José Antonio Kast”
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Rojo Edwards: “Republicanos no es un partido, es el comando de José Antonio Kast”

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Rojo Edwards: “Republicanos no es un partido, es el comando de José Antonio Kast”

POR Paula Comandari | 30 enero 2024

Fotos Bárbara San Martín

El senador por la Región Metropolitana dice que “dieron pena” al defender una constitución que habían dicho no necesitar y critica a la élite que actúa por miedo a los comunistas. En esta entrevista, habla de los ataques que recibió por defender la opción en contra: “me dijeron: comunista, traidor, que era un vendido”, revela. Y recalca su convicción de que republicanos es una plataforma presidencial de JAK: “confundió sus intereses personales con los del partido”, declara.

Rojo Edwards no tuvo un fin de año plácido. El senador por la Región Metropolitana terminó 2023 alejado del Partido Republicano que ayudó a formar y llamando a votar por la opción En Contra en un plebiscito constitucional donde todo su sector político se movilizó por el A Favor. Dice que vivió momentos duros, pero que, mirado en retrospectiva, se siente tranquilo de cada decisión que tomó.

Un mes después de que se rechazara el texto constitucional propuesto por un consejo con mayoría de Republicanos, uno de los personajes más polémicos de ese sector deambula por su casa en Lo Barnechea. Es un lugar repleto de bonsái que él dice cuidar “como si fueran sus mascotas”. Desde ese refugio, se tomará el tiempo para analizar cómo el resultado en las urnas de diciembre pasado le reafirmó su decisión de cortar de raíz con el partido que tiene como líder natural a José Antonio Kast. “Yo efectivamente sigo muy conectado con muchísimos republicanos, pero son republicanos que ya no creen en el proyecto, porque el proyecto original simplemente ya no existe”, adelanta.

–¿Cuán ganador se siente con el triunfo del En Contra?

–Fue un gran triunfo para Chile que hayamos terminado este proceso, porque no respondía a una necesidad real de la población. No creo en el diagnóstico de que los problemas del país hayan sido ocasionados por la Constitución. En lo personal, gané después de vivir un periodo muy difícil: me tocó estar en contra de lo que pensaba una gran cantidad de personas. No solamente de mi sector, sino que de las personas que me rodean. Por eso estoy muy contento: fue un momento de crecimiento personal importante. Fui capaz de hablar con la verdad y defender la libertad, algo que no pasó ni en la campaña del A Favor ni en la del En Contra. Se gastaron millones de dólares para decir cosas que sabemos que son mentira. Nosotros por lo menos mantuvimos la templanza. Para mí, ganamos porque la verdad es como un león, tú la dejas y se defiende por sí sola.

–¿Cuál es su diagnóstico después de todo el proceso constitucional?

–Este proceso terminó siendo como el Anillo de Poder de Tolkien. Primero lo tomó la izquierda y, en vez de proponer algo bueno para Chile, fracasó rotundamente. Después lo tomó la derecha, pero se saltó el plebiscito de entrada y terminó sucumbiendo ante Republicanos, que se puso el anillo y cambiaron todo lo que habíamos prometido antes. Dijimos que Chile no necesitaba una Constitución y que la Constitución no mejoraba las urgencias sociales. Y ellos basaron la campaña señalando que el nuevo texto iba a dar empleo; terminar con la delincuencia y la inmigración. Dieron mucha pena.

–¿Dijeron cosas que no eran ciertas?

–No sólo no eran ciertas, llevábamos años diciendo lo contrario. Defendieron la idea de un Estado social y democrático de derecho, algo que nunca estuvo en nuestros principios. Se confundieron.

–Pero gran parte de la derecha, de todos modos, estuvo con el A Favor…

–La élite, gente de Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, se desconectó totalmente de la población y votó por miedo a que los comunistas abrieran un nuevo proceso y se tomaran el poder. Ese miedo fue el gran movilizador del A Favor. Fue difícil tomar el camino contrario: decir que a Chile no le convenía una Constitución que restringía violentamente las libertades.

–¿En el ámbito personal cómo lo vivió?

–Tuve algunas situaciones difíciles, por ejemplo, el matrimonio de un primo. Me tocó en la misma mesa un señor que me insultó ininterrumpidamente por algo así como 50 segundos. Fue tan virulento que al principio no supe si era verdad o no. Me señaló que le estaba fregando el evento, y que no quería compartir con alguien que estaba dividiendo a la derecha. Me dijeron: comunista, traidor, que era un vendido.

–¿Fue un hecho aislado?

–¡No! Me increparon en varias otras oportunidades. Recuerdo un cumpleaños en el que había unas 20 personas que se me acercaron de manera bien agresiva. Tuve que decir en voz alta –para que todo el resto escuchara– que no iba a hablar de política y que, si alguien quería discutir conmigo, lo hiciera otro día. La desconexión es total, porque te aseguro que esas personas nunca leyeron una sola línea de la Constitución. Eso me llevó, por ejemplo, a salirme de un chat de amigos, porque las críticas llegaron demasiado lejos.

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