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A poco de cumplirse un mes de la muerte de Isabel II, los británicos siguen sin recomponerse de la pérdida de la monarca más longeva de la historia del país. Isabel II falleció el pasado 8 de septiembre en el Castillo de Balmoral, dejando el trono a manos de su hijo. Desde su proclamación, Carlos III ha empezado a trabajar en su propio camino como rey de todos los británicos. Y el nuevo soberano ya tiene ideas para poner en práctica, y una de ellas tiene que ver con un homenaje a su madre Isabel.
Tal como informa el Daily Mail, Carlos III pretende convertir el castillo de Balmoral en un recinto público en homenaje a la reina, abriéndolo a las visitas. Dicha propiedad, fue el lugar donde la reina falleció hace tres semanas, por lo que tiene un significado simbólico, tanto como para la familia real británica como para todos los ciudadanos que admiraban a la difunta reina.
Según adelanta el periódico, el castillo escocés contará con exhibiciones y con un espacio permanente para honrar el legado de la difunta monarca. Actualmente, el castillo está abierto al público para visitas en los meses de primavera y verano, pero no desde el 31 de julio hasta principios de septiembre aproximadamente, cuando está presente la familia real en la residencia, la favorita de la monarca, según sus propias declaraciones.
Según los nuevos planes del rey Carlos III, la idea es permitir que el público visite la residencia de vacaciones de su madre mientras él se hospeda allí. Aunque Carlos no usará Balmoral como su principal residencia escocesa, espera hacer que la propiedad privada, junto con otras residencias reales, sean más accesibles al público para que los seguidores de la reina puedan conocer más detalles sobre su vida.
Mientras Isabel II adoraba esta residencia, el actual rey de los británicos, prefiere la vecina finca de Birkhall que heredó tras la muerte de su abuela, la reina madre. Él y la reina consorte Camilla pasaron su luna de miel en Birkhall. Esta propiedad se encuentra a escasos metros de Balmoral, por tanto es una finca muy cercana a la que un día fue la favorita de Isabel II. El castillo de Balmoral fue construido en 1390. De hecho, en 1848 se convirtió en residencia real de la reina Victoria y del príncipe Alberto. A lo largo de sus vidas, la reina Isabel II y su esposo, Felipe de Edimburgo lo usaron como residencia privada de verano, donde pasó los últimos días de su vida rodeada de su círculo de confianza.
