¿Qué puede suceder cuando un hombre maduro se sincera al repasar su vida? ¿Qué hay detrás del padre, el esposo y del empresario? Sin duda se trata de un ejercicio que muy pocos se atreverían a realizar como lo hace Edward Carr, el protagonista de Restos, la obra teatral original de Neil LaBute y que en la versión nacional -dirigida por su hijo, el actor Antonio Campos- es encarnado por Cristián Campos.
Se presenta el montaje en la Sala Ana González de Teatro UC (Jorge Washington 26, Ñuñoa), desde el 13 de octubre hasta el 5 de noviembre, con funciones a las 20:30 horas, de miércoles a sábado. entrada general por $10.500 general, por $5.500 los miércoles y por $7.500 los jueves. La acción sucede durante el funeral de la esposa del protagonista, cuando este, entre cigarrillo y cigarrillo, repasa su vida y tópicos como el amor y la pasión, revelando cuáles fueron sus límites. La obra ha sido un éxito en países como Brasil, Argentina y Estados Unidos.
Cristián Campos señala que esta obra es “probablemente la historia de amor más original que yo he leído en mi vida. Es una obra con todos los elementos de drama, de conmoción romántica y de humor que tienen las buenas historias. Pero, sobre todo, es muy original y el público que la vaya a ver se va a dar cuenta de que es una historia de amor muy sorpresiva. Es muy profunda porque en el monólogo mi personaje va dando cuenta de las distintas etapas de la vida, de los hijos, del trabajo, de lo que cuesta encontrarse, de cómo se conserva el amor, como eran las relaciones de antes versus las relaciones mucho más líquidas que existen ahora entre la juventud. Es una obra universal”.
Este es el primer unipersonal del conocido actor, pero se siente seguro en manos de su hijo Antonio y feliz de reinaugurar la remodelada sala 1 del Teatro UC, “donde yo hacía mis exámenes de actuación cuando era alumno de la escuela de teatro de la UC”. Es la primera vez que Antonio Campos Di Girólamo dirige un monólogo y se siente emocionado y sorprendido. “Por supuesto que lo tenía en carpeta, pero no creí que se iba a dar de esta manera, por lo tanto, estamos los dos gratamente sorprendidos por el proceso que hemos llevado a cabo. Él, es un actorazo, un animal, y yo, desde mi vereda, creo que tenemos las herramientas suficientes para llevar a cabo una relación laboral y crear otros códigos”, comenta.
Sobre la obra de LaBute, piensa que es una oportunidad única para la audiencia el tener enfrente a un personaje que, al estar solo en escena, sin interlocutores, va a expones la verdad más cruda. “De esta manera, la propuesta de dirección entra directamente a que estamos reestrenando una sala también, entonces, estamos aprovechando a nuestro favor todos los factores (los componentes visuales, auditivos y espaciales) para darle a la audiencia una experiencia única”.
Sobre Antonio Campos, su padre señala que “era perfecto para este montaje porque se maneja muy bien en la creación de atmósferas. Yo le digo que es un director del metro cuadrado porque explota muy bien la intimidad en las historias, y es precisamente lo que se necesita en este monólogo. Mi relación con él es perfecta, diría yo, porque tenemos una confianza de años y una franqueza donde podemos hablar con total libertad sin que nadie se sienta ofendido”.