En esta columna quiero destacar la importante tarea de las fundaciones que velan por el bienestar, el respeto y la tenencia responsable de animales, especialmente los abandonados; rescatan y mejoran sus condiciones sanitarias, y educan y generan conciencia en la población. Detrás de cada fundación hay gente que pone mucho amor y corazón a todo lo que hace. Existen muchas instituciones, pero yo quiero hablar de tres porque he visto de cerca el trabajo que realizan.
Fundación Julieta: Lleva alrededor de 8 años y su nombre es en honor al primer perrito adoptado por Francisca Corral, abogada detrás de este proyecto. Julieta lleva más de 500 animales rescatados. Ellos no cuenta con un refugio, por ende trabajan con muchos hogares temporales y realizan jornadas de adopción. Yo estuve un tiempo ayudando a esta institución —de hecho mi Chusca la adopté ahí — y puedo decir que hay mucho corazón detrás. Siempre están organizando cosas novedosas para recaudar fondos. Su último lanzamiento son unos platos hechos a manos por Catalina Cumsille que cuestan $15.000.
Milagros del Valle Santuario: Está compuesto por una pareja de amantes de los animales. Se creó el 2011 y, desde ese entonces, han salvado caballos, ovejas, perros y gatos. Hoy en día esta pareja vive con más de 40 animales. Muchos de ellos buscan casa y otros son parte del inventario del Santuario, como mi amada Sushi. En @latienditadelosmilagros venden cosas preciosas a beneficio de la fundación.
Fundación Mirada Animal: Fue creada el 2014 y cuenta con un refugio que alberga a más de 120 perritos. Este 2020 han dado a más de 300 en adopción y su última campaña fue “Mascoterapia”, cuyo objetivo era generar conciencia respecto de la adopción en cuarentena y entender ese acto de amor como un compromiso para toda la vida y no como una necesidad que responde sólo al confinamiento ¡Un amigo animal es para toda la vida!