“Papá y mamá, acabo de ganar un Oscar”. Jamie Lee Curtis, la llamada “reina del grito” por su rol en la saga de terror Halloween, por fin veía reconocido su trabajo con el máximo galardón de la industria del cine por su trabajo en la súper oscarizada Everything Everywhere All At Once.
Durante sus minutos de agradecimiento, Curtis los recordó a todos. A su equipo de trabajo y a su familia: “Mi maravilloso marido Chris, nuestras hijas; Kelly, mi hermana. Para todas aquellas personas que han dado apoyo a todas las películas de género que hemos hecho durante estos años. ¡Todos acabamos de ganar un Oscar!”. Pero hubo un momento especialmente emocionante, y es cuando la actriz recordó a sus padres, los icónicos actores Tony Curtis y Janet Leigh, quienes estuvieron nominados al mismo premio en varias ocasiones y con quienes tuvo una relación bastante conflictuada. Durante la década del 50, Tony Curtis y Janet Leigh, eran estrellas muy en alza y encarnaban la promesa de la pareja perfecta. Unidos en matrimonio tuvieron dos hijas. Jamie y Kelly.
Cuando Jamie nació, Janet Leigh ya brillaba por todo lo alto. Marion Crane, la mujer que se da a la fuga con miles de dólares y es asesinada en un hotel de carretera, fue el papel que le dio la fama mundial con Psicosis de Alfred Hitchcock. Mientras que Tony Curtis, alcanzó el éxito en Una Eva y Dos Adanes, dirigido por el maestro Billy Wilder y nada menos que con Marilyn Monroe de co-protagonista, eso a un año del nacimiento de Jamie Lee Curtis. En la época, el nacimiento de la ahora oscarizada actriz pudo salvar el matrimonio que ya acumulaba varios episodios de infidelidades. Incluso la propia Marilyn llegó a quedar embarazada durante su relación con Curtis.
Los escándalos de Tony Curtis no terminaban ahí. En la década del 60, Curtis se enamoró de Christine Kaufmann, por esos días una joven actriz de 17 años. Fue ahí cuando le pide el divorcio a Janet Leigh, casándose con Christine cuando la chica cumplió la mayoría de edad. De aquel matrimonio nacieron dos hijas: Alexandra y Allegra. Por su parte, Leigh también se volvió a casar con Robert Brandt, convirtiéndose en padrastro de Jamie Lee y de su hermana. Según palabras de la propia actriz, ambos les dieron una muy buena educación.
Mientras tanto, su padre acumuló cuatro matrimonios y divorcios, y en el intertanto tuvo dos hijos más: Nicholas y Benjamín. La relación con todos ellos estuvo lejos de ser perfecta. Cuando Tony Curtis murió en 2010 por complicaciones cardiacas, se supo que había muerto dejando sin herencia a ninguno de sus hijos. Casi todo su patrimonio fue para su última esposa.
La noche del domingo Jamie le dedicó la estatuilla que él nunca ganó. Y lo hizo más como admiradora del actor que como hija. Ella misma reconocía hace unos años en el programa de televisión norteamericano The View que su relación familiar no era convencional: “No fue un padre y no estuvo interesado en serlo. Hizo lo que se suponía que debía de hacer desde un punto de vista financiero, lo cual fue honorable. Pero no era un padre involucrado y, por lo tanto, lo miro desde la misma perspectiva que todos ustedes: una fan de él”.