Los escándalos sexuales, las infidelidades e hijos secretos son parte del currículum de la familia monegasca. Y es que la vida amorosa de los hermanos Grimaldi es digna de una película.

Dicen que quien tiene buena suerte en el juego, tiene mala suerte en el amor. Pero en este caso, Carolina, Alberto y Estefanía podrían decir que quien tiene derechos dinásticos en el Principado, será desafortunado en el lado sentimental.

Los tres hermanos guardan pasados amorosos algo más que complicados. Desde relaciones tóxicas y escándalos sexuales a hijos secretos, infidelidades y divorcios. Todas polémicas dignas de titular en la Costa Azul, por lo que elegir el con menos fortuna en el amor no es una tarea fácil.

Carolina es la primogénita, sin embargo, es el príncipe Alberto II quien lidera la Casa Real de Mónaco. La princesa se casó a los 21 años con el playboy Philippe Junot, 17 años mayor que ella. Si bien la relación no contó con la bendición de Rainiero y Grace Kelly, Carolina tuvo su boda monegasca de tres días.

La unión duró tan solo dos años y los rumores de infidelidad los acompañaron durante ese periodo. Hoy Carolina califica su matrimonio como una “locura de juventud”. Luego se sumarían a la lista de sus conquistas, el tenista Guillermo Vilas o el director italiano Roberto Rossellini.

Pero el amor real sí tocaría la puerta de Carolina, cuando la princesa conoció Steffano Casiraghi. Se casó con el empresario en 1983 y con él  tuvo a sus tres hijos mayores: Andrea, Charlotte y Pierre. Todo, sin tener la nulidad de su primer matrimonio.

Conformaban una pareja de películas y parecía al fin había encontrado la estabilidad, sin embargo, un fatal accidente se llevó a su gran amor. Carolina se quedó viuda en 1990, con solo 33 años y tres niños. Tras la tragedia decidió salir del foco mediático, optó por una vida más tranquila pero no falta de romances. Primero, mantuvo una relación con el actor Vincent Lindon. Y luego aparecería en su vida Ernesto de Hannover. Tres años de novia con el príncipe aleman bastaron para que se casaran en 1999, y ella se casó embarazada de su hija Alexandra. Así alcanzó el título de su Alteza Real.

Carolina hizo oficial que era mejor hacer vidas separadas en 2010, cuando una una revista reveló fotos de Ernesto de Hannover con otra mujer. Pero los rumores de infidelidad venían de mucho antes. Actualmente él tiene una pareja desde hace dos años. Pero el divorcio no parece ser una opción para el alemán por el ítem herencia. Sin embargo, por el lado de Carolina, evidentemente no le conviene. El pedigree nobiliario del alemán es mucho mejor que el Grimaldi, y no estaría dispuesta a dejar de ser alteza.

Si bien la hermana mayor suma en números de pareja a la familia monegasca, Alberto II hace su parte con hijos secretos y extramatrimoniales. El príncipe ya contaba con Jazmin Grace Grimaldi (29) y Alexandre Grimaldi-Coste (18). Los que si bien no tienen títulos, llevan su apellido y son reconocidos. Y ahora, una tercera joven, de 15 años, reclama la paternidad del príncipe.

Recordemos que el príncipe está casado con Charlène Wittsock con quien tiene dos hijos gemelos fruto de su matrimonio. Pero hay más. Desde los ’90 se ha hablado de su orientación sexual, y la polémica es tal, que siempre se ha especulado sobre sus amantes, y sobre su matrimonio con Charlène. Sobe el que se asegura es un matrimonio por contrato. De ahí también los rumores de divorcio constantes, básicamente desde el día en que se casaron hace una década.

Por último, pero no menos desafortunada, Estefanía. La más rebelde y la que más disgustos generó a su familia en temas amorosos. Primero fue su relación con Daniel Ducret, el ex guardaespaldas de Alberto. Rainiero se negó rotundamente, pero ella se salió con la suya. Si ella creyó que se casaba por amor, se equivocaba rotundamente. Y con dos hijos, antes de celebrar su segundo aniversario de matrimonio, explotó el escándalo y las imágenes de Ducret teniendo sexo con una stripper en una piscina en la Costa Azul. La noticia dio la vuelta al mundo y su relación con Estefanía llegó a su fin de forma inmediata. Tras el quiebre volvió al palacio y se encerró por un año.

Pero aquel humillación no sirvió de lección para Estefanía. Quien siguió por el mismo camino amoroso. Así, tendría un romance secreto con otro de sus guardaespaldas, Jean-Raymond Gottlieb. Con quien tuvo otra hija, Camille. Y luego vendría el polémico “amor de circo”, literal.

Primero se enamoró del domador de elefantes y dueño del Circo Nacional de Suiza Franco Knie y se fue a vivir con él y sus tres hijos, dejando atrás el lujo de la Costa Azul. Dicha relación duró dos años y terminaron porque la esposa del circense le negó el divorcio. La princesa volvió al Palacio asegurando que reharía su vida. Pero esta vez un empleado del circo de Knie se cruzó en su camino: Adans Lopez Peres. Con él se casó en privado y con la amenaza de Rainiero de desheredarla a ella y a sus hijos. Pero la historia no llegó a eso, y todos mantuvieron sus títulos. La relación no prosperó, y desde 2005 no se le ha vuelto a conocer ninguna pareja.