Los discusión en torno a temas de género, es algo que está casi completamente instalado en la agenda actual de nuestra sociedad. Cada vez son más las personas que representan a la comunidad LGBTQ+ y que conscientizan a miles a través de su propia identidad, su lucha y sus experiencias. Sin embargo, a principios del siglo XX, cuando Claude Cahun intentó hacer lo mismo, fue totalmente incomprendida.
Nacida bajo el nombre de Lucy Renée Schwob, la escritora, fotógrafa y artista francesa, de quien hoy celebramos 127 años desde su nacimiento, fue una adelantada en su época. Su obra siempre destacó por ser vanguardista, poética, y muy íntima, ya que la mayoría del tiempo era el reflejo de ella misma. Años después, y mientras continuaba con en el viaje de la búsqueda de su identidad, se definió a sí misma bajo el género no binario, y rompió con todos los esquemas.
«¿Masculino? ¿Femenino? Depende del caso. Neutro es el único género que siempre me queda bien», aseguró en alguna ocasión. Y en sus retratos, fotografías y escritos queda evidencia de ello. Con una habilidad camaleónica, Cahun pasaba de una identidad a otra sin problema, se conocía a si misma y disfrutaba su versatilidad, la cual utilizaba para expresarse en formas poco usuales que marcaban pauta en sus tiempos.
A partir de la década de los 20, Claude vivió con su pareja, la ilustradora Suzanne Malherbe, a quien conoció a los 17 años. Durante el resto de su relación, el dúo se hizo conocido en los círculos intelectuales parisinos, donde Malherbe tomó el nombre de Marcel Moore y Schwob se convirtió en Claude Cahun.
En ese tiempo comenzó a publicar artículos y relatos en el periódico Mercure de France. Mientras que en 1929 publicó su ensayo biográfico Aveux non avenus (Confesiones mal avenidas), ilustrado con fotomontajes. Y además, la revista Bifur publicó una de sus fotografías. Sin embargo, su arte no era muy bien visto.
Actualmente, muchos ven su figura como una precursora del surrealismo queer, al que se inscribió al convertirse en miembro de la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios, donde se acercó a personajes como André Breton; escritor, fundador y exponente de este movimiento, y el artista visual; Man Ray. Además, en 1935, junto a Breton y Georges Bataille, participó en la fundación de la revista Contre Attaque.
Años más tarde, el padre de Claude terminó casándose con la madre viuda de Malherbe, lo que las convirtió de pronto en medio hermanas, además de compañeras de vida. En 1937, la pareja se fue a vivir a Jersey, una isla británica cerca de Francia. Ahí, compraron una casa llamada La Rocquaise y vivieron pacíficamente hasta el 1940, cuando los nazis tomaron el poder.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Moore escribió panfletos antinazis en alemán, que firmó como «El soldado sin nombre». Ambas los dejaban discretamente en las mesas de café y los metían en los bolsillos de los soldados, hasta que fueron capturadas y condenadas a muerte por incitar a la rebelión entre las tropas nazis.
Luego de cumplir casi un año en la cárcel, ambas fueron liberadas justo a tiempo por los aliados. Cuando Cahun murió a los 60 años en 1952, solo había publicado una fotografía. Además, gran parte de su obra había sido destruida por los alemanes, quienes expusieron sus creaciones tachándolas de «repugnantes».
Medio siglo después, fue redescubierta por grupos como Guerilla Girls de Nueva York y el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres. Hoy hay miles quienes han encontrado formas y motivos de sobra para reivindicar su imagen y su obra. Varios museos de todo el mundo, como el Tate Modern de Londres, han montado exposiciones con su obra, brindándole homenaje.