Los tiempos de pandemia fueron difíciles para todos y la monarquía británica no estuvo exenta de aquello. Por lo mismo, se decidió que la reina Isabel II y su marido, el Duque de Edimburgo, se confinaran en el castillo de Windsor. Lo que significó que su círculo más cercano tuviera que viajar durante una hora desde Londres.
Entre ellos, estaba Angela Kelly, asesora personal de la Reina y según cuentan fuentes en Buckingham, también su confidente. Una de las pocas personas, fuera de su núcleo familiar, en las que confiaba plenamente.
Angela vive en una casa en Windsor que es propiedad de la monarquía. Y es de las pocas que puede decir que recibía a la soberana para tomar el té, mientras conversaban, como ha dicho, de “ropa, maquillaje y joyas”. Además, es quien se encargaba del vestuario de la Reina. Incluso diseñaba y cosía algunos de los modelos que Su Majestad.
Sin ir más lejos, el vestido amarillo que Isabel II usó en la boda de William y Kate lo creó y lo diseñó ella. Pero es mucho más que eso.
Durante los meses de pandemia era ella quien le lavaba el pelo una vez a la semana y la peinaba, dándole la forma característica que tiene. Y no fue una cosa sencilla, porque Angela no es peluquera de formación y antes del confinamiento había peinado solo un par de veces a la monarca.
La asesora reveló en su momento que durante los primeros días le temblaban las manos. Pero Isabel II se encargó de darle indicaciones para relajarla respecto a su icónico looks. Fue tan intenso todo ese periodo que Kelly terminaba la jornada deseando un gin tonic. Una vez, mientras la reina estaba bajo uno de esos secadores gigantes, Kelly le dijo: “Me voy a tomar un trago porque esto es muy estresante”, a lo que la soberana accedió a darle el permiso.
Mostrando su capacidad de humor, la reina se reía con todo aquello, y hasta le dio su venia para publicar un libro donde la asesora explicaba con lujo de detalles cómo era su vida en el palacio británico. El volumen lleva por título The Other Side of the Coin. The Queen, the Dresser and the Wardrobe.
Y ahora viene con una edición aumentada con un capítulo donde cuenta todas estos detalles sabrosos durante el confinamiento. Por ejemplo, explica cómo se vivió la muerte del duque de Edimburgo y cómo, justo después del funeral, la reina no dijo nada a nadie y en total silencio, fue a su habitación en Windsor y se encerró.
Isabel y Angela se conocieron en Alemania en octubre de 1992. En ese entonces Kelly era la ama de llaves de la residencia del embajador británico en Berlin. En la ocasión, la monarca se hospedó en la mansión durante un viaje de Estado. La Reina se fijó en su profesionalismo y discreción, y cuando le contó a la Reina que quería regresar al Reino Unido, la monarca la contrató como su doncella, encargada de su ropa.
Hasta su muerte, se encargaba de todo el vestuario, joyería e insignias de la soberana. Lo que implicaba no sólo diseñar trajes, sino además estudiar costumbres extranjeras, palacios e incluso historia de otros países para que la reina esté siempre muy bien informada.
Y aunque tuvo una vida de palacio, Angela Kelly no olvida sus orígenes: “vengo de un ambiente humilde y espero seguir siendo humilde”, confesó en una entrevista.
Sus padres eran trabajadores que vivían en condiciones modestas: su padre era camionero y su madre, enfermera. Angela nació en un barrio obrero de Liverpool y no completó su educación. Pero su falta de títulos no son sinónimos de ausencia de talentos y habilidades. Su madre le enseñó de pequeña a coser y con los años se ha transformado en una modista realmente buena. Incluso la firma inglesa Alison Pordum contrató sus servicios hace muy poco para vender algunas de sus creaciones.
Y es que a pesar de la confianza de Isabel II y de sus muestras de profesionalidad a toda prueba, muchos en Buckingham no se tomaron a bien cuando se enteraron que Angela había estado casada tres veces. Condición que a la Reina no le pudo importar menos, porque en 2006 la nombra miembro de la Real Orden Victoriana y le ordenó que le enseñara a Kate Middleton cómo debía vestirse un miembro de la Familia Real. Pruebas que Angela tenía toda la confianza de la monarca más longeva del mundo.