El amor de la Reina Isabel II por los animales era conocido por todos, y en especial los perros y su gran fascinación por los Corgis, quienes la acompañaron durante toda su vida, incluyendo sus últimos días. 

Entonces, la preocupación de muchos por conocer el destino de las cuatro mascotas ahora que su dueña ha fallecido, es algo que se justifica por completo. Y que por supuesto ya estaba previsto incluso antes de que la salud de la monarca se complicara, durante la semana pasada.

Así, Muick y Sandy, corgis galeses, y Candy, una corgi mestiza encontrarán su nueva residencia junto a los Duques de York, según reportó a CNN este fin de semana una fuente cercana al príncipe Andrés. Mientras que Lissy, una cocker spaniel, podría ser adoptada por William y Kate.

La pareja, que se divorció en 1996, reside en el Royal Lodge de la finca de Windsor. Sarah Ferguson encontró una pasión en común con la monarca por su afición a pasear perros y montar a caballo, que incluso tras el fin del matrimonio las mantuvo muy cercanas.

La pasión de la monarca por los corgis se remonta a su infancia, cuando conoció y se encantó con Dookie, el perro de su padre, el rey Jorge VI. En 1944, cuando cumplió 18 años, le regalaron un cachorro de corgi galés de Pembroke llamada Susan. Su amor por Susan era tal que incluso se la llevó en su luna de miel en 1947. 

Su gran amor por la raza de perros, cuya prueba más clara son los más de 30 corgis y algunas otras razas que tuvo a lo largo de su vida, llevó incluso a la creación de una película animada, The Queen’s Corgi, donde se retrata su relación con ellos.