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La última vez que Chile se vio afectado por el fenómeno climático de La Niña Costera fue en 2018. Y con el debilitamiento de El Niño, los expertos alertan sobre los efectos de este evento climatológico. ¿De qué se trata?
Mientras El Niño se asocia a precipitaciones invernales y a altas temperaturas en el verano, La Niña es el opuesto, es decir, moderadas temperaturas y sequía en la zona central del país. Se trata del enfriamiento de las temperaturas de la superficie del océano Pacífico Ecuatorial. Y se produce cada dos o siete años, alternando con el episodio inverso y momentos neutros.
Se le conoce así al fenómeno climático que ocurre cuando se produce un enfriamiento anómalo en la citada zona del Océano Pacífico, afectando principalmente a las costas de Sudamérica. Más específicamente, desde el sur de California hasta el norte de Chile, repercutiendo directamente en nuestro país. La Niña, por su parte, se desarrolla en el Océano Pacífico Central, por lo que sus efectos en el clima son a nivel global.
Según las estimaciones de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica hay más de un 60% de probabilidades de que este fenómeno se presente durante el segundo semestre de 2024, lo que se traducirá en una una disminución de las temperaturas y precipitaciones. Dando paso a un eventual retorno de la gran sequía que ha golpeado al país por más de una década.
Un panorama que solo empeora el escenario actual, ya que las precipitaciones están por debajo del promedio, acumulando un déficit de 50% en la mayor parte del territorio, algo que los expertos adelantan se mantendrá durante el año. Y así lo confirma Paula Santibáñez, directora del Observatorio Climático de la Universidad San Sebastián a La Tercera.
“El otoño podría presentarse algo seco y ligeramente más cálido de lo normal, agravado por un anticiclón persistente que bloquea el ingreso de aire marino, lo cual disminuiría la nubosidad y las precipitaciones esperadas”, explica Santibáñez en el medio citado.
En Chile, La Niña Costera significa disminución en las precipitaciones en la zona central, moderación de las temperaturas máximas y que el verano no sea tan caluroso como el reciente marcado por El Niño. Por lo que se adelanta una gran sequía, sobre todo, en la zona central del país.
Además, provoca veranos muy secos en la Patagonia chilena, aumentando el riesgo de incendios durante la temporada. Y también tiene un efecto en el invierno altiplánico, presentándose más precipitaciones en esa zona.
Al ser un invierno más seco, se producirá un efecto negativo en la agricultura. “La Niña Costera puede afectar la producción de toda una zona, por lo tanto, podría impactar en los precios de las hortalizas y las frutas que son producidas acá”, afirmó el docente Óscar Melo, del Centro de Cambio Global de la Universidad Católica a TVN.
El Niño y La Niña son fenómenos naturales globales, sin embargo, se producen en “contexto de cambio climático provocado por la actividad humana que aumenta las temperaturas, afecta a los patrones estacionales de lluvias y provoca temperaturas más extremas”, sentencia la Organización Mundial de la Salud.
