El balayage es una tendencia que definitivamente llegó para quedarse, y con el tiempo hay quienes lo adoptaron como su estilo personal. Sin embargo, cuando del pelo crespo se trata las dudas aparecen, sobre todo, si de lograr el efecto esperado se trata.

Por mucho tiempo los rulos fueron alisados, pero esa tendencia ha quedado en el pasado y cada vez se ven más melenas crespas sueltas al viento. incluso la lucha con el volumen y el frizz comienza a calmarse. Hoy, la libertad de expresión se aplica a los rulos y también el balayage. Pero en el caso del pelo rizado tiene un nombre especial: curlyage, ya que es específica para ese tipo de cabello.

¿Quién dijo que las crespas no podían llevar el balayage? Seguramente alguien de pelo liso, pero con el curlyage las mechas ya no son un problema. Y, al igual que el balayage tradicional, consiste en hacer mechas más rubias o doradas a mano alzada para que se vean naturales, como si fueran matices del propio pelo.

Ahora bien, en el caso de los pelos crespos, los expertos se destacan que se requieren otros cuidados. La colocación de los reflejos debe ser personalizada y hay que proteger la integridad de los rizos. También se debe tener en cuenta que la luz se reflejará de manera diferente en un cabello liso que en un cabello texturizado.

Por lo mismo, recomiendan, que al hacer la técnica curlyage se deben tener en cuenta ciertos factores como la densidad del cabello, la elasticidad y su porosidad. Estos tres elementos son esenciales, ya que determinan dónde y cómo hacer los reflejos, además del nivel de aclarador.

La recomendación para las crespas que quieran probar el efecto, es ir a una peluquería y poner el cabello en manos de un experto. Porque si ya es complicado hacer un balayage en liso, por temas del color, la intensidad, etc., en un pelo rizado la cosa se complica.

Y una vez que lo hayan hecho, se debe seguir un tratamiento para cuidar y mantener el pelo.