Correr, nadar, practicar yoga, escalar o andar en bicicleta. Cualquiera sea la actividad física que se practique, todas tienen un denominador en común: llevar una correcta alimentación. En esto, los deportistas profesionales o aficionados coinciden, y seis de ellos revelan sus secretos a la hora de entrenar.
CATALINA GONZÁLEZ
La aseveración “somos lo que comemos” no es un cliché para Catalina González, actriz e instructora de yoga. “Creo que la alimentación es lo más importante. Estudié nutrición ayurveda hace un tiempo y confirmé la veracidad de esa frase. Cada cosa que ingerimos se transforma en tejido, por ende se hace parte de nosotros”.
A sus 36 años, la actividad física es muy importante en su rutina y bienestar, pero tal como la disciplina y la práctica, la alimentación es parte de la fórmula perfecta. Practica yoga 4 o 5 veces por semana, trata de prepararse su comida y de no usar alimentos procesados.
Verduras, frutas, legumbres, granos y algas, son parte de su régimen, las que combina con especias para darle carácter. “Me gusta mucho cocinar y probar cosas nuevas, mi dieta va variando según la estación del año. Pero todos los días me tomo una cucharadita de chyawanprash, una preparación india ayurvédica de hierbas y frutos, que ayuda a mantener nuestro sistema digestivo activo, favorece el sistema inmunológico, mejora la piel y tiene muchas propiedades. En India se le dice que es rasayana…alarga la vida”.
No toma bebidas, dejó la carne hace seis años y el pescado hace dos, y en su caso, la “chanchada” no es dulce, sino salada. “Me gustan las papas fritas, los chester y los Doritos de queso. Cuando en cumpleaños hay picoteo, como bastante, pero en mi casa no hay. Una vez al mes, justo cuando estoy ovulando, me da mucha ansiedad y me pego buenos atracones de comida, pero como no tengo cosas tóxicas, son atracones más sanos”.
Confiesa que es muy responsable con su alimentación y es una convencida de que “si nos alimentamos de lo que la naturaleza nos entrega, y si le damos tiempo a nuestras preparaciones, nuestra salud, ánimo y energía estarán siempre en buenos niveles”.
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SEBASTIÁN KEITEL
Los objetivos deportivos de Sebastián Keitel ya no son los mismos que cuando era profesional, “hoy en día se trata de calidad más que cantidad”, y asegura que la alimentación es clave. “Me costó entenderlo, a los 18 años todo era el entrenamiento. Con el tiempo y la madurez entendí que la alimentación es el 50% del rendimiento y resultado que uno busca”.
Como atleta, Keitel entiende a la perfección el significado de constancia y disciplina, y esto lo traspasó de la pista a su vida. “He ido estudiando en internet, algo que antes no tenía. Es muy importante el trabajo físico y la disciplina, pero la alimentación pasa a ser la mitad del rendimiento”. Llegar a la meta requiere de esfuerzo y también de sacrificios.
Sebastián evita comer azúcar, prueba diferentes dietas durante el año según el periodo de entrenamiento, hace ayuno intermitente y ha pasado días e incluso meses como vegano, ya que así “se estimula al cuerpo”, afirma. Una dieta equilibrada, lejos de los excesos es común entre deportistas, sin embargo, todos tienen su placer culpable. “Definitivamente el chocolate, me los como en la noche acostado viendo tele. Me autorregaloneo, y están escondidos para que ninguno de mis cuatro hijos me los “robe”, comenta riendo.
Como el dulce, los TOC alimenticios también están presentes en la vida del diputado. “En mi familia se ríen de mí por eso. Con la comida soy muy riguroso. Si digo que no voy a comer algo que me gusta, porque me autoflagelo, durante 80 días, lo cumplo. Hace 8 años dije que no iba a tomar alcohol nunca más y desde entonces no he probado ni una gota. Soy muy rígido en ese sentido y lo aprendí del deporte. Si dice 6 almendras, le pongo 6, no una séptima. Soy muy estricto, pero creo que me hace bien para cumplir las cosas en la vida”.
MAX KEITH
Su deporte oficial es el trail running, pero también pedalea, practica esquí de montaña y algo de escalada. A Max Keith los deportes “se le dan” como quien dice, pero no por eso entrena menos, es más, lo hace todos los días y muchos de ellos dos veces por día. “No me gustan los días libres”.
Max corre y mucho, desde kilómetros verticales hasta 160 kilómetros, y, aunque no se considera “muy cuadrado”, en la alimentación se preocupa bastante. “Trato de optar por comida de verdad, evito las cosas procesadas o cualquier cosa que tenga ingredientes que me cueste leer”. Come poca carne, o casi nada, dejó los lácteos y hace poco el huevo, pero el dulce no falla. “Es mi placer culpable y me desordeno casi todos los días. Y en el verano me obsesiono con el agua con gas helada, ojalá casi congelada”.
Comer antes o después de entrenar lo deja a la orden del hambre, pero el café no puede faltar. En el verano su dieta se carga más a las frutas y ensaladas, mientras que en invierno a cosas más densas. “Soy medio maniático con la comida y lo que más identifica es que si tengo una comida grande o celebración, entreno más para sentir que me gané esos extras”. Además, trata de no comer más allá de las 7 de la tarde y asegura que “cada uno tiene que encontrar lo que le funcione mejor para su cuerpo y lo deje tranquilo mentalmente“.
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CATALINA SALAZAR
Catalina Salazar tiene 22 años, estudia kinesiología y practica triatlón en la Universidad Católica. Entrena de lunes a domingo y muchos de esos días realiza doble jornada. Dice que no tiene una dieta muy estricta, pero que casi siempre come sano.
Como entrena tres disciplinas varias veces al día, qué comer depende del entrenamiento y la hora. “Si nado a las 6 am, no como nada, pero, si tengo hambre, como una barra de cereal o un plátano. Si me toca correr temprano, unas tostadas con mermelada o una barrita, pero si hay que pedalear, me tomo un buen desayuno”.
Practica dos deportes por la mañana, así que posterior a eso, desayuna un café con tostadas, huevo y mermelada. No es fanática de los batidos, no usa suplementos y dice que no hay nada que no coma, pero siempre elige lo saludable. Pero cuando está muy cansada por el entrenamiento y siente que le hace falta azúcar, se da un gusto; “voy a la esquina de mi casa y me compro unos M&M”, se delata.
Catalina sabe que, si baja de peso, corre más rápido, “pero muchas veces pierdes fuerza en el agua, entonces tiene que saber llevar un equilibrio con la dieta, el peso y el entrenamiento para que las tres disciplinas rindan de igual forma”.
DANIELA CARRASCO
Daniela Carrasco corre regularmente hace unos cinco años. Partió con 20 minutos, ya lleva tres maratones y, como le encanta trotar acompañada, creó el blog amigasquecorren.cl. Dependiendo de sus metas, su plan de entrenamiento cambia, y también lo que come.
“Para pasarlo bien haciendo deporte, sobre todo uno que es amateur, hay que entrenar y lograr mantener una buena condición física. Eso se hace con disciplina y con una alimentación que permite recuperarse y mantener el ánimo para no decaer en el entrenamiento”. Comer es parte de la recuperación y el descanso. “Tomo mucha agua, porque la hidratación post es clave, y prefiero alimentos desinflamatorios como jengibre, pescados, cúrcuma, huevos o legumbres”.
Por lo general, Daniela come cada tres horas. Su desayuno consta de un bowl de avena, chía y fruta, o el clásico pan con palta. Durante el día come mucha verdura, frutas y proteína vegetal, ya que bajó el consumo de carne. “Si se viene un entrenamiento largo, sé que voy a necesitar energía así que como antes. De lo contrario, como después”. Y agrega: “Jamás me niego a las galletas o a una pizza sobre la mesa. Para mí, la vida hay que vivirla con equilibrio”.
ISIDORA MUÑIZ
En la tradición del yoga se habla de llevar un régimen sátvico, es decir, nutritivo, puro y ligero. Tres palabras que resumen una dieta balanceada según esta instructora de yoga, quien asegura que no existe un plan alimenticio igual para todos. “Cada individuo, y en cada momento de su vida, puede requerir diferentes tipos de alimentación”.
Isidora Muñiz tiene 42 años, practica yoga desde los 19 e imparte clases desde los 26. “En las dietas hay gente que se va a los extremos, y creo que ningún extremo es bueno”, dice. Para ella la clave está en conocerse. “Las personas debemos tener conciencia de cuáles son nuestras necesidades reales, y evitar el exceso de información manipulada a la que estamos expuestos y que nos instan a consumir cosas que no necesitamos. De esta forma es fácil caer en los excesos, y si hablamos de excesos, así como comer mucho es malo, tampoco es bueno caer en el demasiado poco”.
Su dieta es bastante variada y dice que, si elimina algún alimento, es porque escucha a su organismo; “Trabajo con el hecho de sentir bien mi cuerpo, y así naturalmente vas dejando lo que te cae mal que, por lo general, son los alimentos procesados”. Evita los lácteos y las carnes rojas, porque siente a su cuerpo no le gustan. Por el contrario, come mucho pescado, frutas, verduras y legumbres. Se sale de la dieta una vez a la semana para tomarse una copa de vino o dejarse tentar por unas papas fritas. En el caso del yoga, explica, la disciplina y la alimentación son fundamentales, más que la condición física, ya que eso se va adquiriendo precisamente con los dos primeros.