Ya sea heredado, encontrado en mercados de segunda o bordado a mano, este accesorio –que a lo largo de la historia ha destacado en vestuarios reales– está viviendo un renacer. Los prendedores vuelven a escena como piezas capaces de personalizar una tenida y transmitir identidad sin esfuerzo.

Por Macarena Badilla

En la última semana de la moda de Nueva York, Milán y París, casas de Alta Costura como Chanel, Carolina Herrera y Valentino incluyeron broches de distintos tamaños, colores y materiales en sus pasarelas. A esta tendencia también se han sumado íconos como las hermanas Olsen, Glenn Close, Naomi Watts y Jennifer Lawrence, quienes los han lucido en eventos recientes.

“Los prendedores siempre han sido una pieza clave. La reina Isabel, por ejemplo, marcaba tendencia no solo por los colores de sus trajes, sino por cómo los realzaba con broches que eran verdaderas joyas”, comenta Amelia Castro, creadora de @lapetitefille_accesorios.

La memoria colectiva nos lleva a esas piezas doradas o metálicas, con cristales o zircones, geométricas o florales, que tradicionalmente asociábamos a la realeza o a socialités. Sin embargo, hoy las posibilidades se multiplican: los prendedores se han convertido en un camaleón que se adapta a cualquier estilo y es el comodín perfecto para completar una propuesta. “Desde niña recuerdo que mi abuela siempre usaba, y yo la imitaba con ‘chapitas’. Hoy hay muchas opciones, y un prendedor puede elevar desde una blusa hasta un blazer, una bufanda o incluso unas zapatillas, que es como más los utilizo”, explica la stylist Samantha Zapata.

“Son accesorios capaces de transformar una tenida. No solo adornan: aportan intención, personalidad y un sello propio que vuelve especial hasta el conjunto más básico. Además, funcionan como punto focal: si queremos dirigir la mirada a un lugar específico, basta ubicar ahí el prendedor”, apunta la personal shopper Paola Beher.

–¿Por qué regresaron con tanta fuerza?

–Los prendedores cuentan historias, rescatan recuerdos y permiten expresar estilo sin esfuerzo. Hoy, los accesorios vuelven a ser protagonistas, y el broche aporta esa textura y brillo que marca la diferencia. Jugar con colores en un look minimalista o monocolor lo eleva al instante.

–¿Cómo aconsejas usarlos?

–Me encanta utilizarlos como punto focal. En la solapa de un blazer, combinando dos o tres pequeños para un efecto creativo, o en lugares menos tradicionales como un bolso, un cinturón o un pañuelo. Incluso en el pelo, fijado a un colet. Si buscamos estilizar, uno grande en la solapa dirige la atención hacia arriba. Para un toque moderno, recomiendo diseños contemporáneos, y para un aire sofisticado, nada como una pieza vintage.

Las alternativas son infinitas: los clásicos metálicos –con formas de insectos o flores– suelen aparecer en chaquetas, sombreros, carteras e incluso puños de blusas. Pero hay propuestas más audaces, como la de Julia Roberts, quien en un evento reciente transformó una corbata en un verdadero mosaico de prendedores, personalizando por completo su estética. “Eso es lo entretenido: la moda hoy no tiene reglas. El prendedor permite expresar un toque que es únicamente tuyo”, afirma la fundadora de La Petite Fille Accesorios.

“Se encuentran en muchas tiendas de diseño independiente en Santiago. Yo tengo varios estilos: mis favoritos son la Venus de Milo y los ositos, que son mi obsesión. Creo que los prendedores son protagonistas a la hora de dar personalidad. Un blazer negro lo tiene cualquiera, pero con este accesorio se vuelve único”, agrega Samantha Zapata.

Incluso hay quienes le dan un valor simbólico en tiempos económicos complejos, tal como ocurrió alguna vez con el labial. “Cuando hay crisis, se recortan los lujos más grandes, pero quedan estos pequeños gustos que permiten jugar y crear distintas tenidas simplemente cambiando el prendedor”, comenta Amelia Castro.

En Chile, varios rostros también lo han incorporado en su día a día, como el animador José Antonio Neme, quien destaca por integrar prendedores en sus tenidas del matinal Mucho Gusto. “Para mí, es una joya elegante y atractiva, que da un toque sutil a cualquier propuesta. Tengo muchísimos, la mayoría en oro o plata, con piedras naturales. Me encantan las figuras de insectos o animales”, cuenta.