Hay diferentes tipos de historias de ciencia ficción. Hay aventuras, fantasías, acción e incluso comedia, pero el esplendor que ha logrado el género durante los últimos años ha tenido que ver con la idea de un futuro distópico, claustrofóbico y sin libertad individual. Sino, vean no más el fenómeno en el que se convirtió The Handmaid’s Tale. Esa idea de futuro distópico es la inspiración para una de las grandes series de esta temporada: Severance, estrenada en Apple TV+.
¿De qué trata Severance? En el futuro una corporación llamada Lumon Industries ha comenzado a utilizar un procedimiento que permite que sus empleados separen en su cerebro su vida laboral de su vida privada, sin que ninguno de los dos aspectos de su vida tengan recuerdos del otro. Un chip instalado en la cabeza consigue ese efecto que hace que cada empleado no lleve sus problemas de la vida cotidiana al trabajo ni que los temas laborales aparezcan en sus mentes cuando abandonan cada día la empresa. El método es tan limpio como inquietante, por lo que desde el primer episodio se adivina que todo comenzará a volverse en algo oscuro.
El personaje principal es Mark (Adam Scott) quien al empezar la serie debe ocupar el lugar de Petey, su mejor amigo dentro de la empresa, que ha dejado su puesto. Nadie conoce el verdadero tamaño de Lumon Industries. Los empleados suben por un ascensor donde, sin explicación, su memoria de la otra vida se apaga. Luego de atravesar laberínticos pasillos, se llega a una enorme oficina donde solo hay cuatro empleados. Todo es ascético y minimalista, con predominancia del color blanco. Los cuatro empleados tienen su escritorio con computadora y trabajan con unos números cuyo significado desconocen por completo.
Junto a Mark trabajan Dylan (Zach Jerry), el veterano Irving (John Turturro) y la novata Casey (Dichen Lachman). La serie también sigue a Mark en su vida fuera de la oficina, donde él ignora todo lo que ocurre en el trabajo. Tienen supervisores amables pero a la vez estrictos que controlan que todo funcione, y con el correr de los episodios aparecen más personajes, entre los que destacan los de Patricia Arquette y Christopher Walken. Al final de cada capítulo ocurre una revelación que va aportando información sobre ese mundo del cual no sabemos nada y en el que todo parece estar marcado por la limpieza total que tapa una verdad monstruosa.
No solo la historia está bien: incluso la secuencia de títulos resulta sugestiva y angustiante. La serie juega en apariencia con pocos elementos pero los exprime al máximo. Aunque la idea genera angustia, la serie cuenta con un sentido del humor que permite liberar algo de tensión, porque a medida que avanza la trama todo se torna más oscuro.
Y es que ningún episodio defrauda porque el guion es brillante. Pero un gran guion no se logra con una brillante puesta en escena. Cada encuadre se usa para transmitir todas las características de la serie. Su productor, y director de varios episodios, es nada menos que el comediante Ben Stiller, y que acá demuestra lo complejo y diverso de su universo artístico. Severance logra ser muchas cosas y al mismo tiempo luce original y novedosa en cada momento. Es la gran sorpresa del año y ya tiene asegurada su segunda temporada.