Es un hecho que te levantas con el vientre plano, no hinchada, pero a medida que pasan las horas sientes que el volumen aumenta. ¿Por qué pasa y cómo puedes evitarlo?
Lo primero que debes tener claro es que esto se denomina distensión abdominal, y en la práctica es la hinchazón del vientre. Se trata de un proceso normal en el cuerpo de la mujer, sobre todo, a partir de los 40 años. Nuestro estilo de vida (estrés, sedentarismo, alimentación) y organismo (cambios hormonales) llevan consigo dos de las principales causas que producen la hinchazón. Y hay que buscarlas, según los expertos, en el estado de la musculatura abdominal y una combustión metabólica más lenta.
Y es que tanto el qué y el cómo lo ingerimos como el estado de nuestra musculatura se alían para hacer crecer tu abdomen llenándolo de grasas y gases. Más aún si estás en la menopausia. Pero, ¿por qué tenemos la sensación de empezar a notarlo a partir de las 12:00? Simplemente porque ya llevas unas horas practicando los malos hábitos que lo desencadenan.
¿Qué puedes hacer al respecto?
Los cambios metabólicos que sufre el organismo con el paso de los años, hace que proceses los alimentos de manera diferente. Al producirse menos testosterona, nuestro cuerpo quema menos energía y acumula más grasa. Por su parte, la diástasis abdominal (la separación de los músculos del abdomen) hace que tu cuerpo no afirme bien las vísceras produciendo malas digestiones, gases, etc. Por lo mismo, para evitar la hinchazón debes poner en práctica ciertos hábitos.
Desayuna despacio. Mastica bien y en pequeñas cantidades. Ayudas a tu cuerpo en el proceso digestivo.
No abuses de los siguientes alimentos: sal, alcohol, lácteos, frituras y grasas saturadas, así como tampoco de las verduras crudas. Todos, en más o menos intensidad, provocan gases o digestiones pesadas.
Camina todo lo que puedas para ir al trabajo. Activa tu circulación y el cuerpo. Evitas el estancamiento digestivo y los gases.
Evita el sedentarismo. No te sientes frente al computador 8 horas seguidas.
No picotees y, menos alimentos procesados o bebidas con gas.
Corrige tu postura a lo largo del día para favorecer la sinergia del abdomen y de la pelvis.
Bebe dos litros al día para hidratar y purificar tu cuerpo.
Trata de reducir el estrés practicando la respiración abdominal. Es lo mejor para evitar la acumulación de gases por tensión.