Revista Velvet | Por qué te enganchan tanto los alimentos crujientes
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Por qué te enganchan tanto los alimentos crujientes

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Por qué te enganchan tanto los alimentos crujientes

POR equipo velvet | 05 marzo 2025

Ese descontrol con tu snacks favorito está muy relacionado con el estrés y el efecto crunchy. Y es que de acuerdo a los expertos, cuando sentimos ansiedad, buscamos alimentos que aporten placer inmediato. Y en ese caso, aquellos ricos en grasas y azúcares son los primero en aparecer por nuestra mente.

Una situación que te puede resultar familiar: llegas a tu casa después de un largo día, entras a la cocina, abres el mueble de la despensa y sacas un puñado de frutos secos o un paquete de papas fritas. Sin pensarlo demasiado, el paquete está vacío. Y esto, aunque no lo creas, no es falta de voluntad, sino la ciencia misma.

Si bien hemos crecido con la idea de que el cerebro busca placer inmediato, lo cierto es que es más un mecanismo de supervivencia. Y son precisamente aquellos alimentos más “densos” nutricionalmente los que atraen al cerebro más que otros, sobre todo después de un largo periodo sin comer.

Es decir, cuando pasamos muchas horas sin comer, como suele ocurrir durante el trabajo, nuestro cuerpo entra en “modo reserva” y, al llegar a casa, buscará ese alimento que le proporcione energía rápida: grasas y carbohidratos. O, en simple castellano, snacks como frutos secos, patatas fritas o incluso gomitas.

El factor clave en todo esto es precisamente la textura. Y la comida crujiente no solo es deliciosa, también cruje. Esto último, un total imán para el cerebro y presente alimentos ricos en grasas y carbohidratos. Sin embargo, varios estudios han demostrado que asociamos lo crujiente con lo fresco y lo nutritivo. Como una zanahoria, por ejemplo.

¿Cuál es el secreto detrás del crunchy? Este efecto hace referencia al hecho de que cuando nos enfocamos en el ruido que hacemos al masticar, nuestro cerebro recibe una señal de saciedad más rápida. Es decir, los alimentos crujientes pueden hacernos comer menos, pero solo si somos conscientes de ello.

¿Cómo se relaciona la comida crujiente con la ansiedad?

La comida crujiente nos es problema hasta que aparece la ansiedad. Es ahí cuando nuestro cerebro nos impulsa a elegir los crunchy equivocados. Es decir, los que nos aportan placer inmediato. Y ahí aparecen aquellos ricos en grasas y azúcares, como las papas fritas o las galletas.

En caso el error siempre es el mismo: comemos sin darnos cuenta. Mientras vemos la tele, revisamos Instagram o hablamos con alguien, no registramos cuánta cantidad hemos comido. Y luego, cuando se acaba la bolsa… llega la culpa.

¿Cómo no caer en ese círculo vicioso?

Lo bueno es que todo esto tiene solución. Y si hay algo que lo que coinciden los expertos es en apostar al mindful eating, es decir, comer prestándole atención a lo que estamos haciendo, sin distraernos. Y si nos resulta difícil resistirnos a los snacks crujientes, podemos mejorar las elecciones:

  • Sustituir las papas fritas por opciones menos calóricas como tortillas de maíz o rebanadas de pan crujiente.
  • Optar por frutas frescas o deshidratadas, que suelen tener un toque crujiente, pero sin el exceso de grasa.
  • Mantener un orden de comidas equilibrado durante el día para evitar el hambre extrema que nos lleva a los impulsos.

Los expertos también coinciden en no prohibirnos nada, sino más bien concientizar las elecciones. Así que la próxima vez que sientas las ganas de devorar una bolsa de papas fritas, escucha a tu cuerpo, quizás solo necesites una buena comida y atención.

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