Llevamos el smartphone a todas partes y con razón. Y es que es una herramienta extremadamente útil. Gracias a él no nos perdemos nunca, estamos en contacto con nuestra familia, podemos leer, jugar videojuegos, ver una serie, y un cuánto hay. Sin embargo, nuestra relación de dependencia con los teléfonos móviles en la actualidad, nos lleva a tener las siguientes actitudes con las que fácilmente nos vamos a identificar:
El uso elevado de las redes sociales está asociado con efectos negativos de nuestra autoestima, impulsividad, empatía, identidad personal e imagen propia, así como en problemas de sueño, ansiedad, estrés y depresión. Su objetivo es, precisamente, mantenernos enganchados y dependientes al artefacto y sus herramientas.
¿De verdad pasamos tanto tiempo con el teléfono?
Podemos comprobar cuánto tiempo pasamos con el smartphone y en qué aplicaciones concretamente. Depende del teléfono móvil, pero en Android lo podemos ver en Ajustes > Salud digital. Mientras que en iPhone en Ajustes > Tiempo de uso.
Fuera las notificaciones:
Estamos tan habituados a sacar el teléfono móvil que lo hacemos ya de forma automática, sin necesidad de estar aburridos y aunque estemos intentando leer, viendo una película o cenando con amigos. Una forma de reducir la frecuencia consiste en crear una resistencia inicial para no hacerlo de forma casi automática, sin plantearnos la posibilidad de no hacerlo.
Una pausa en las redes sociales durante una semana es suficiente para conducir a mejoras en el bienestar. Estos descansos ayudan a mejorar el autocontrol y la consciencia sobre el tiempo y la energía que se emplean en las redes.