Revista Velvet | Por qué no nos caemos de la cama cuando estamos dormidos
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Por qué no nos caemos de la cama cuando estamos dormidos

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Por qué no nos caemos de la cama cuando estamos dormidos

POR equipo velvet | 10 enero 2023

Lo hacemos sin pensar. Cerramos los ojos por la noche y despertamos en la mañana… sobre la cama. Cuando somos recién nacidos y hasta cierta temprana edad, dormir con barrotes parece la fórmula perfecta para no amanecer en el piso. Pero, de mayores, ¿por qué no nos caemos al piso cuando estamos dormidos?

La respuesta, evidentemente, está en la ciencia y en nuestro cuerpo, el cual permanece activo aún cuando estamos descansando. Y es que no solo soñamos, roncamos, hablamos y nos arropamos, también nos acomodamos y damos vueltas, pero nunca nos caemos. Sin importar cuán ajetreada haya sido tu noche, despiertas donde te acostaste.

“Es fascinante pues pensamos que al dormir estamos completamente desconectados de lo que nos rodea, pero no: si alguien grita cerca, te despiertas”, explica a la BBC Crowd Science el profesor Russell Foster, de la Universidad de Oxford.

Foster aclara al medio citado que “nuestros cuerpos siguen recolectando información vía receptores”. Y resalta que hay un sentido que no se queda dormido. “Es casi como un sexto sentido. Tiende a no ser tan bueno cuando somos niños, por eso algunos se caen de la cama, pero mejora con la edad”, argumenta el experto.

En otras palabras, explica, “no perdemos el sentido” cuando nos quedamos dormidos. Aunque eso parezca.

¿Cuál es este ‘sexto sentido’?

El sexto sentido suele asociarse popularmente con aquella percepción extrasensorial, la clarividencia, la intuición y la capacidad de comunicarse con el otro mundo. Sin embargo, para los científicos el sexto sentido es algo menos sensitivo o esotérico.

Ellos hablan de la propiocepción y se estudia desde hace más de un siglo por expertos como Sir Charles Sherrington, quien ganó el Premio Nobel en Fisiología/Medicina en 1932 y acuñó el término propiocepción.

Eso sí, aún cuando muchos le dedicaron más de alguna investigación o estudio, no fue hasta la segunda década de este milenio que se logró evidenciar cuánto dependíamos de este sentido.

¿Cómo ponerlo en evidencia?

Si quieres verlo funcionar solo debes cerrar los ojos y tocas con el dedo índice derecho la punta del codo izquierdo. Fácil ¿no? Esa es la propiocepción, definida como el sentido que informa al organismo de la posición de los músculos y la capacidad de sentir la posición relativa de partes corporales contiguas. En otras palabras, la conciencia que tenemos de dónde se encuentra cada una de las partes de nuestro cuerpo en el espacio.

¿Cómo funciona?

La propiocepción se debe a señales neurofisiológicas de los receptores en nuestros músculos, tendones, articulaciones y piel. Todas ellas le informan al cerebro sobre la longitud y el estiramiento de los músculos, la rotación articular, los cambios locales y la flexión de la piel. De esta forma, nos permite saber en qué dirección se mueven nuestras articulaciones y nos hace reconocer nuestra postura y equilibrio.

Es decir, es también lo que tu ayuda a recuperar el equilibrio cuando lo pierdes. Eso sí, ahí también influye el sistema vestibular lleno de líquido en el oído interno.

Ahora bien, en el caso de la cama, la propiocepción es clave y, según los expertos, nos permite determinar posición, velocidad y dirección de cada parte del cuerpo. Y aún cuando no lo veamos, le permite al cerebro guiar nuestros movimientos. Por esa razón cuando estamos dormidos, podemos movernos con toda libertad, sin pasar los límites de la cama.

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