Mientras se escribe este artículo, la directora neozelandesa y responsable de títulos como La lección de piano, se hace merecedora del premio a la Mejor Dirección, por la Asociación de Críticos de Nueva York, y que será el inicio de un largo corolario que, a partir de ahora, sumará reconocimientos ya sea en nominaciones y premios que Jane Campion viene cultivando a través de ovaciones y alabanzas durante su paso por diferentes festivales que su última película, El poder del perro acumuló en Venecia, Toronto y Telluride, paradas obligatorias que el filme ha tenido para llegar a la instancia mayor y final: la ceremonia de premios de la Academia con sus famosos Oscar.
La carrera del Oscar, como se le llama, justamente es una carrera porque se basa en esa acumulación de menciones y premios que un filme como este y otros, puedan llegar a tener y que suman a la hora de la decisión de los votantes de la Academia. Con El poder del perro, Jane Campion marca un quiebre en su pausa cinematográfica que se extendió durante 12 años -su última producción fue Bright star del 2009-, y este regreso sin lugar a dudas, confirma su estatus como una de las cineastas más interesantes de su generación y que con este filme protagonizado por Benedict Cumberbatch y Kirsten Dunst, se sitúa además como una guionista inteligente y sensible, con una mirada propia, a través de este relato basado en una novela homónima de Thomas Savage, publicada originalmente en 1967.
Estrenada en Netflix este jueves, esta historia sobre un misógino vaquero que le hace la vida imposible a su nueva cuñada, se sitúa en 1925 donde los hermanos Phil y George Burbank (Benedict Cumberbatch y Jesse Plemons -a quien ya habíamos visto junto a Kirsten Dunst en la serie Fargo), quienes manejan con éxito una hacienda ganadera familiar en la región de Montana, por alrededor de un cuarto de siglo.
La mujer en cuestión es Kirsten Dunst, una viuda que maneja una hospedería con la ayuda de su hijo adolescente, Peter (interpretado por quien es la gran revelación de esta película, el actor Kodi Smit-McPhee), un chico de modales suaves y de gustos bien lejanos a la rudeza del campo y el ganado. Ahí comienza el nudo de la discordia entre Phil y Rose Gordon (Dunst), que a partir de los comentarios y pesadeces de Phil por este chico, su hermano George se acercará a esta viuda, se terminarán casando y se irán a vivir a la gran hacienda de los Burbank.
A lo largo de las dos horas que dura el largometraje, este drama se va cocinando a fuego lento, logrando una complicidad particular con el espectador. Una narración contenida y pausada donde poco a poco van surgiendo detalles sobre las motivaciones y el pasado de sus protagonistas, y que Campion combina de manera magistral con la belleza y la grandiosidad del entorno natural en contraste con la crueldad que puede ejercer un ser humano, en este caso encarnado en el personaje de Phil, interpretado por un soberbio Benedict Cumberbatch, que ve en esta mujer a una aprovechadora y caza fortunas, y en su hijo como una amenaza que le complica en su profunda y porfiada visión de la masculinidad.
Con la fotografía de Ari Wegner (Lady Macbeth) y la música de Jonny Greenwood (The Phantom Thread), El poder del perro es un relato prodigioso, de ritmo clásico, que viene a situar a Jane Campion en el podio de los buenos realizadores y a su elenco, quienes brindan un espectáculo actoral de gran nivel.