Si hablamos de fotos y videos en nuestros teléfonos, ¿cuántos de ellos no te gustan o no los usas y aún así los guardas? Según un estudio de la Universidad de Sheffield eliminamos solo el 17% de las imágenes que tomamos y guardamos el 83%, nos guste o no.
Es decir, si sacamos 100 fotografías de un paisaje, las estadísticas aseguran que solo eliminaremos 17 de ellas. Pero, ¿qué hacemos con las 83 restante? Ok, envías un par de ellas, publicas algunas en tus redes sociales, ¿y el resto? Simplemente quedan en la memoria nuestros teléfonos esperando ser alguna vez usadas o eliminadas. Sin embargo, ese día jamás llega. Y es que en la práctica nadie necesitan más de 80 fotos de algo, y aún así pocos se atreven a eliminarlas. ¿Cuál es la razón?
Según los expertos una de las razones es que tendemos a ser poco selectivos con el contenido debido precisamente a la gran capacidad de la memoria digital y el bajo costo de conservarlo. Esto nos impulsa a guardar en exceso y evitar limpiar. La prueba de ellos es que muchas de las imágenes están duplicadas. Y si bien borrar es algo tremendamente simple y fácil, resulta tedioso ya que tenemos que determinar cuáles son prescindibles y cuáles no.
Si lo llevamos a nuestro cerebro, la reserva de memoria es muy diferente. Y el cerebro elimina información para poder almacenar más. Por ejemplo, puede que no recuerdes qué desayunaste hace un mes, pero sí te acuerdas de tu primer beso. En cambio, los teléfonos móviles cada vez tienen mayor capacidad, por lo que hasta el ínfimo recuerdo puede ser guardado. Ahora bien, están ahí, pero no por eso las recordamos.
En la actualidad sacar fotografías es inmediato, y a diferencia de las cámaras análogas o manuales, rara vez esas imágenes se convierten en algo físico. Por lo mismo, los expertos hablan del síndrome de Diógenes digital, el que consiste en acumular de forma irracional material digital y audiovisual solo porque podemos hacerlo. Y los guardarlos aún cuando no volveremos a verlo ni compartirlo. Además, aseguran que está directamente relacionado con perfiles más obsesivos, con necesidad de control y problemas emocionales.
Entonces, las causas de ese Diógenes digital están en el esfuerzo cognitivo de la selección, organización y eliminación de material. El cerebro siempre va a optar por el ahorro energético y efectividad, y bajo ese contexto siempre tiende a la homeostasis como mecanismo de supervivencia. Es decir, si algo requiere un mayor esfuerzo cognitivo, el organismo genera actitudes relacionadas con desmotivación y procrastinación para no gastar esa energía. En decir, el cerebro incentiva que nos dé lata eliminar y organizar las fotografías de la galería.
Entonces, ¿cuál es la solución para evitar el mal de Diógenes digital?
Los expertos recomiendan recomienda evitar tomar muchas fotografías similares de algo o alguien. De esta forma se mantiene ordenado el espacio. Y si no resulta, sugieren ciertas aplicaciones capaces de borrar automáticamente lo que identifican como basura. Apps como Files Go identifican contenido duplicado o efímero como los memes o las capturas de pantalla. O también puedes crear álbumes temáticos y organizados dentro de la galería. Sin embargo, la recomendación en la que coinciden es en evitar sacar 100 fotos a un perro cuando puedes sacar tan solo dos y es suficiente.