El Bloody Mary (María Sangrienta), no solo es un cóctel que millones disfrutan alrededor del mundo por sus especiales ingredientes, si no que su nombre nos trae todo un trasfondo histórico por detrás.
Se dice que viene de la creación de Fernand Petiot, quien preparó por primera vez esta bebida en 1921 en el Harry’s Bar en París, Francia. El nombre tiene relación con la reina María I de Inglaterra, a quienes sus protestantes apodaban “María la Sanguinaria”.
Sin embargo, el apodo y el nombre del trago es pura casualidad, ya que la historia cuenta que la primera vez que Petiot sirvió su combinación, dos clientes de Chicago le comentaron que les recordaba a una camarera de su ciudad que trabajaba en el bar ‘Bucket of Blood’, a la que apodaban Bloody Mary. Sin querer tras esta anécdota, la bebida fue bautizada por el nombre que hoy todos conocemos.
El 1 de enero es el día donde se celebra mundialmente este cóctel. Pero ¿por qué? La respuesta es simple: Es la cura necesaria para batallar contra la resaca que suele dejarnos el día después de la celebración de Año Nuevo, ya que alivia los síntomas como el cansancio físico, dolor de cabeza y estómago y nos devuelve a la vida en minutos para poder continuar festejando.
Ingredientes:
Preparación:
En una coctelera, mezclar el jugo de tomate con la Salsa Inglesa, salsa Tabasco y jugo de limón. Agitar hasta mezclar bien. Agregar el vodka, Pimienta Negra, sal y hielo y volver a agitar nuevamente. Servir en un vaso largo y decorar con una ramita de apio y una rodaja de limón de pica.