Mientras Mónaco celebraba dos décadas de reinado de Alberto II con casi toda la familia reunida, Pierre Casiraghi brillaba por su ausencia. Su lugar no estaba en el palco, sino en alta mar.
El aristócrata y apasionado navegante compite por primera vez en la Admiral’s Cup, una de las regatas más emblemáticas y exigentes del circuito náutico internacional, que regresa este 2025 tras 22 años de silencio.
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La 24ª edición de esta histórica competición ha vuelto a poner a la Isla de Wight en el mapa deportivo, gracias al Royal Ocean Racing Club, fundado en 1931 por el Rey Jorge V. Entre pruebas costeras y oceánicas, la cita se extiende hasta el 1 de agosto y culmina con la mítica Rolex Fastnet Race, conocido por su nivel técnico y las condiciones climáticas impredecibles del Atlántico. En 1979, una tormenta dejó 18 fallecidos.
Para Casiraghi, vicepresidente del Yacht Club de Mónaco y fundador del Team Malizia, esta no es solo una regata: es un viaje personal. Tras ganar el Campeonato Británico IRC, decidió capitanear el Jolt 6, un Carkeek 40 que representa a Mónaco.
“Siempre me ha gustado la competición”, confesó a Point de Vue. “Forma parte de mi ADN y del Team Malizia. Me siento cómodo en este deporte. Y después, durante estas aventuras, vives momentos únicos y muy emocionantes. Esto me atrae. También es una batalla contra uno mismo, y me gusta esforzarme para rendir mejor y tratar de mejorar en este deporte“.
Aunque no se formó en academias náuticas, su vínculo con el mar tiene raíces profundas. “Nunca fui a una escuela de vela y empecé tarde”, explicó. “Tuve entrenadores para las competiciones por equipos, pero nada específico para mí. Aprendí trabajando como tripulante”.
La pasión le viene de familia. Su padre, Stefano Casiraghi, era un experto piloto de lanchas offshore que perdió la vida en 1990 durante una competencia en Saint-Jean-Cap-Ferrat. Pierre tenía apenas tres años. Lejos de retraerlo, esa tragedia parece haber encendido su deseo de conquistar el océano.
