El 2019 será recordado, entre otras muchas cosas, por ser el año en el que las marcas de lujo rechazaron definitivamente las pieles. Ya no solo es Stella McCartney. Prada, Phillip Lim, Farfetch, Chanel, Burberry y Net-a-Porter Group eliminaron la comercialización de pieles reales.
Estéticamente, sin embargo, la piel no ha pasado de moda, y cada vez hay más alternativas sintéticas y del llamado cuero “vegano”. Según Euromonitor International, la producción de pieles genuinas y artificiales aumentó en un 120 por ciento en 2019.
Paralelamente, las ventas de pieles reales han disminuido. De eso se trata el último informe publicado por Vogue Business: “Según datos de la Associazione Italiana Pellicceria de Italia, las ventas minoristas han disminuido en un 50 por ciento desde 2006 a aproximadamente 800 millones de euros en 2018”.
Según ese texto, las asociaciones de la industria no creen que las prohibiciones de pieles o los cambios en la opinión pública hayan afectado significativamente las ventas de pieles. En cambio, señalan las fluctuaciones económicas, especialmente en China, como los factores determinantes. Pero la verdad es que a medida que aumentan las preocupaciones ambientales, la industria peletera ha aprendido a ponerse a la defensiva.
En respuesta al aumento de las alternativas falsas, las asociaciones de pieles están promoviendo su producto como una opción naturalmente sostenible, con la esperanza de resistir las creencias de que las pieles alternativas son la opción más responsable. Las asociaciones de la industria de pieles enfatizan el largo ciclo de vida del material, el hecho de que es biodegradable y la ausencia de productos químicos agresivos en su procesamiento.
No estamos tan convencidos del argumento…