Estamos a poco menos de 24 horas para dar inicio a una nueva edición de los Juegos Olímpicos París. Y desde ya es uno de los eventos deportivos y culturales más esperados del año, tanto por las disciplinas deportivas como también por saber los detalles de la organización y el despliegue técnico en la ciudad luz.
Al ser unas competencias tan antiguas y mundiales, para los atletas competidores, el estar presentes ahí ya significa un gran hito en sus vidas. Lo cierto es que en cada una de las ediciones más recientes, se retomó una de las tradiciones más típicas de este evento, nos referimos a la corona de olivos. Algo que había desaparecido con el tiempo pero que volvió hace no mucho para quedarse.
Para comenzar, hay que saber que para cada campeón olímpico se le premia otorgándole esta corona, un símbolo que está relacionado con la victoria. Desde tiempos arcaicos, lo más importante y honorífico que se podía obtener era este distintivo.
En la mitología clásica se decía que en Grecia este olivo era plantado por el mismísimo Heracles o Hércules, el dios que representa la fuerza, hijo de Zeus y de la mortal Alcmena.Y fue considerado protector de la honradez comercial, del suelo y de los ejércitos Por lo que su valor era muy grande.
Además, no era cosa de llegar cortarlo. Se hacía con un cuchillo de oro específico, que le daba un toque muy admirado por quienes querían consolidarse eternamente en el deporte.
Luego de que aparecieran las medallas, la tradición de entregar estas coronillas terminaron. Pero fue en Atenas 2004 que se le volvió a rendir tributo y se consideró mantenerla hasta el día de hoy. Sin dudas una gran simbología de los Juegos Olímpicos que se volverá a ver desde mañana en lo que será París 2024.