Revista Velvet | Pandemia: una oportunidad para el patrimonio
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Pandemia: una oportunidad para el patrimonio

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Pandemia: una oportunidad para el patrimonio

POR equipo velvet | 01 julio 2020

Por Claudia Pérez Fuentes

La situación mundial ha puesto en jaque a países y ciudades que no solo han visto exigidos sus sistemas de salud –el más relevante por cierto-, sino a todas las esferas de una sociedad que está siendo testigo de un punto de inflexión histórico. A estas alturas, pocos pueden dudar de las transformaciones que la crisis acarreará y que algunas naciones ya están experimentando: se cerrarán ciclos, romperán paradigmas, cambiarán hábitos, costumbres y prioridades.

Ya se habla, por ejemplo, de una “desglobalización”, término con el que el diario español El País se refirió hace algunos días a una de las tendencias que está acelerando la pandemia y que tiene que ver con retornar a lo local, “con una vuelta a la producción en proximidad”. Si bien se aludía a materias  económicas, creo, sin temor a equivocarme, que puede extrapolarse y representar una oportunidad para un ámbito al que en Chile le ha costado afianzarse: el patrimonio cultural, ese cúmulo de expresiones materiales e inmateriales que nos identifica como miembros de una comunidad, ciudad o país, y da sentido de pertenencia.

“En su más amplio sentido es a la vez un producto y un proceso que suministra a las sociedades un caudal de recursos que se heredan del pasado, se crean en el presente y se transmiten a las generaciones futuras para su beneficio”, según la definición de la Unesco. Aunque aún hay varios que lo identifican con lo construido, lo monumental, añoso y palaciego, es mucho, mucho más que eso, y va, efectivamente desde una magnífica construcción como el Palacio Cousiño, en Santiago, hasta un vasto conjunto de oficios, técnicas y expresiones folclóricas, artesanales o populares como la Fiesta de Cuasimodo realizada al domingo siguiente de Pascua de Resurrección en distintas partes del Valle Central de Chile.

¿Se ha avanzado en su difusión y protección?  Sí, pero falta. Siempre digo que no se quiere lo que no se conoce, con el patrimonio pasa eso: es difícil pedirle a alguien que cuide algo si no sabe lo que hay detrás, por ejemplo, de un inmueble y la vida de quienes lo habitaron y cuyas historias quedaron plasmadas en muros que hablan ellos y finalmente de uno como parte de la misma sociedad. Por eso pienso que esta pandemia y la desglobalización que anunció El País, pueden representar una tremenda oportunidad para volver a mirarnos, para revalorizar lo que somos y tenemos por sobre lo de otros países que solemos admirar por sus monumentales y fastuosas obras; valiosas, sin duda, pero no más que lo que tenemos aquí, y que tiene –debe-, difundirse y quererse.

En este sentido, un paso importante lo dio la reciente versión del Día del Patrimonio –que de manera inédita se realizó “en casa”–, con la virtualización de múltiples actividades y recorridos a recintos que en época normal habrían congregado a miles de visitantes de forma presencial. Esta vez fue distinto, y sin duda sirvió para llegar de manera efectiva a personas que de otro modo, sobre todo en regiones, no tendrían cómo conocer sitios tan emblemáticos como el Palacio de La Moneda. También sirvió para dar cuenta, y en cierto modo adelantarse, a otro fenómeno que según el medio español se acelerará: “la inevitable transformación digital” que afectará a diversos ámbitos, incluido el cultural y patrimonial que, como muchos –y a riesgo de ser invisibilizados–, deben asumir desde ya cambios que parecen inevitables.

Sobre la autora:

Claudia Pérez es periodista con experiencia en medios de comunicación, así como en comunicaciones estratégicas internas y externas. “Amo lo que hago, en especial cuando se trata de promover y visibilizar una de mis pasiones, nuestro patrimonio cultural en su sentido más amplio: desde ese que nutre y sustenta nuestra historia e identidad como país; hasta el que da vida y fundamento a un grupo u organización, teniendo ambos como componente más valioso el capital humano”.

*Foto Quinchamalí. Museo de Historia Natural de Concepción.

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