Revista Velvet | Oscar 2022: “Licorice Pizza”, la entrañable comedia romántica que no te puedes perder
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Oscar 2022: “Licorice Pizza”, la entrañable comedia romántica que no te puedes perder

Oscar 2022: “Licorice Pizza”, la entrañable comedia romántica que no te puedes perder
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Oscar 2022: “Licorice Pizza”, la entrañable comedia romántica que no te puedes perder

POR Carlos Loyola Lobo | 27 febrero 2022

Un viaje de nostalgia a los años 70, un poco como lo hizo anteriormente en Boogie Nights, en Magnolia y también en Punch-Drunk Love. El director ganador del Oscar -y favorito de la crítica-, Paul Thomas Anderson, regresa a esa década que parece ser su fetiche, y que también es la década donde aparece la gran escuela de directores que hace célebre a Hollywood hasta hoy día: Spielberg, Scorsese, George Lucas, Francis Ford Coppola, entre otros. Nada es casual, pero en su nueva película, Licorice Pizza, el director responsable de la también magistral El Hilo Fantasma y Petróleo Sangriento, regresa a esa década pero vista desde la mirada y las hormonas de dos jóvenes, uno adolescente y ella un poco mayor, que caen flechados en el valle de Los Ángeles, alrededor del a veces delirante mundo de realizadores y estrellas de cine que pululaban por el sector.

El realizador de The Master, recluta esta vez a dos debutantes en la actuación –Alana Haim y Cooper Hoffman– este último, hijo del recordado actor y ganador del Oscar, Philip Seymour Hoffman, que acá brilla resplandeciente y con luces propias, como si hubiese nacido con la capacidad de pararse frente a una cámara de cine. Estos dos jóvenes desconocidos, son apoyados por un elenco donde pasan actores de la talla de Sean Penn y Bradley Cooper, casi en calidad de cameos, porque lo que más importa son ellos, y como Paul Thomas Anderson arma esta encantadora historia que en parte es una comedia romántica y también una suerte de postulado acerca de lo dulce y lo amargo de crecer y de perder la inocencia.

Estamos claros que el director es un nostálgico declarado. Y no hay dudas después de ver cómo filma acá un Los Angeles totalmente sucumbido por la fiebre de las estrellas y el cine de la época, se detiene en esquinas y locales del Valle de San Fernando, replicando de manera perfecta todo el espíritu de la época, pero sobre todo se concentra en ellos, en cómo se mueven. Alana Haim y Cooper Hoffman corren en repetidas secuencias de la película. Corren para huir de sus vidas, de ellos mismos quizás, pero también corren para encontrarse, para estar juntos. Y ahí está el magnetismo genuino que genera Licorice Pizza y que la tiene nominada a escasos tres premios Oscar, incluido el de Mejor Guion Original, que si la vida es justa, debiese ganar a ojos cerrados.

Y es que si bien podríamos decir que Licorice Pizza es una comedia romántica y de iniciación, su valor radica esencialmente en cómo Paul Thomas Anderson juega con esos códigos que son clásicos en una película de ese género, pero que acá los maneja con su clásico desenfado, con un naturalismo que encanta, que sumando escena con escena, además de una banda sonora memorable, te va cautivando. Licorice Pizza, es de esas historias tan bien contadas, que al menos en su primera hora, te lleva de la mano y no te suelta, te olvidas de la hora o si te suena o no el celular. Es un viaje inmersivo por los años 70 en la ciudad del cine, en una película que respira cine y que bebe de los grandes clásicos que el director tanto admira, una historia contada a través de los ojos de dos adolescentes que descubren el mundo, que tienen una edad que todos vivimos, con esos tiempos muertos y anécdotas irrelevantes como las que tuvimos a esa edad, con las frustraciones y torpezas que todos pasamos, y que corren porque finalmente lo único que desean es encontrarse para estar juntos. No se la pierda.

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