Meg Ryan fue la reina de las comedias románticas durante la década de los noventa. Y ojo, que no hemos olvidado a Julia Roberts ni a Sandra Bullock. Pero desde Cuando Harry conoció a Sally y Tienes un E-Mail, con Billy Crystal o Tom Hanks, la actriz acumuló tantos éxitos de taquilla y encantó a las audiencias que la convirtieron en una de las estrellas más populares de aquella década icónica. Desde hace algún tiempo, quizás desde su separación con Dennis Quaid, cuyo conservador ambiente cultural de la época nunca le perdonó, la actriz desapareció del mapa, hizo un giro a sus personajes y perdió el cariño del público. Sumémosle a eso que Ryan, así como lo es Sharon Stone, por ejemplo, no es muy activa en redes sociales.

Sin embargo, ese ostracismo se rompió hace algunos días donde hizo una rara aparición, en apoyo a la presentación de la última película autobiográfica de Michael J. Fox, Still: A Michael J. Fox Movie. Meg apareció y posó junto al actor y a todo el elenco de la película, donde no ha pasado desapercibido su último cambio físico. La actriz se ha hecho un retoque estético que ha dado mucho de qué hablar en redes sociales.

No es la primera vez que los cambios físicos de la actriz causan tanto revuelo, incluso han dicho que le hizo un gran daño a sus rasgos. Esta vez las redes sociales no han parado de comentarlo porque hace tan solo seis meses, en su última aparición, su rostro era “completamente diferente”, según afirmaron muchos usuarios. Es cierto que la actriz siempre ha evidenciado el uso de retoques estéticos a lo largo de los años pero parece que en esta oportunidad sobrepasó el límite.

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No estamos en una época de criticar cuerpos ajenos, y mientras ella esté conforme con los resultados, poco tenemos que decir el resto. Pero siempre estos casos abren el debate sobre el uso y abuso de los arreglos estéticos y los cuidados que hay que tener con esos procedimientos.