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Labios voluminosos, piel radiante, ojos de color y facciones más finas. Una infinidad de características consideradas como la definición de perfección y belleza. Algo que lejos de ser normalizado, deberá ser advertido en Noruega. De esta forma, aquellos influencers que opten por filtros o apps de retoques en sus fotos y videos en redes sociales, deberán transparentarlo ante sus seguidores.
Es de conocimiento popular que el uso de estas tecnologías generan problemas y daños a nivel de salud mental y autoestima. Algo que los expertos confirman. Además, del aumento de consultas a cirujanos plásticos por parte de menores de edad para retocar lo que consideran “imperfecciones”, hasta evasión de la vida social, depresiones agudas y altas tasas de suicidios en adolescentes.
La situación preocupa a las autoridades e incluso a algunas marcas han buscado nuevas formas para atraer a sus públicos de una manera más saludable. Y que fomente una visión apelando a la aceptación de nuestros cuerpos, pieles, colores y formas. El primer paso lo dio precisamente Noruega al modificar la Ley de Marketing establecida en 2009. Y desde ahora se ha añadido un nuevo punto que obliga a los influencers a indicar expresamente en sus publicaciones que sus cuerpos han sido retocados.
Algo similar ocurrió en España. Donde las autoridades del país determinaron que los embajadores deben revelar cuando se trata de anuncios publicitarios y cuando no. En la misma línea, el Ministerio de Asuntos de la Infancia y la Familia de Noruega estableció extender su normativa e imponer multas o -incluso- pena de prisión para quienes no respeten la medida.
El mundo está cambiando y las corrientes de belleza también. La lucha por recuperar los valores de la naturalidad y derribar los ideales de belleza irreal se han transformado metas para neutralizar la acción de las herramientas tecnológicas y redes sociales que atenten contra la salud física y psicológica de las personas.
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