Este 26 de marzo se conmemora un nuevo Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, fecha en la que se promueve la información en torno a los métodos para evitar el contagio del virus papiloma humano (VPH) causante de la enfermedad. Y una lectura ideal para aproximarse a este tema es Ni promiscua ni cornuda (tengo papiloma) de la periodista Consuelo Silva Dagorret. En esta novela, basada en la experiencia real de la autora, Consuelo relata la historia de una mujer que, al cumplir 40 años y a propósito de una cirugía estética, se realiza exámenes médicos y se encuentra con una desagradable sorpresa: el resultado de su Papanicolaou arroja la presencia de una lesión precancerosa producida por VPH.
En cuanto al proceso de escritura y los retos que éste trajo, la autora comenta que “fue un proceso bastante espontáneo e impulsivo. Fue traspasar todo lo que estaba viviendo, dándole una materialidad a la experiencia y emociones que estaba experimentando”. De acuerdo con Consuelo, el mayor desafío fue novelar ese primer borrador. “A pesar de que es una novela, sigue muy ligada a mi experiencia de vida, es claramente una novela de autoficción. Creo que novelarla fue una gran decisión, que permitirá a más personas sentirse representadas por esta historia”, explica la autora.
El libro publicado en 2021 acerca a los lectores a las vivencias de una mujer que, enfrentada al diagnóstico de una lesión precancerosa producida por VPH, deberá lidiar con sus propios cuestionamientos en torno a la femineidad, la maternidad y la vida en pareja. “Escribir me ayudó a vivir de otra manera lo que me estaba pasando −tener una enfermedad y un posible cáncer−, canalizar todas esos miedos y emociones que estaban surgiendo”, detalla la autora.
Ni promiscua ni cornuda nos sumerge en una narración llena de anécdotas −algunas cómicas, otras incómodas, y varias derechamente hilarantes− para abordar un tema que ha permanecido invisibilizado por demasiado tiempo. Porque, a pesar de que este virus afecta a casi el 80% de la población, sigue siendo un tabú y se ha instalado, equivocadamente, la idea de que es un asunto que involucra y afecta exclusivamente a las mujeres.
“Los prejuicios sociales y la carga que tiene una enfermedad venérea son muy fuertes, más aún en un país conservador como el nuestro, y eso provoca una barrera importante a la hora de prevenir”, opina Consuelo. “Por otro lado, hay un tema de género implícito en esto, no se categoriza de la misma manera a una mujer que tiene VPH que a un hombre, y me encantaría que esto comenzara a cambiar”.