La industria del entretenimiento surcoreano está de luto tras la trágica muerte de Kim Sae-ron, quien fue encontrada sin vida en su casa en Seúl el domingo. La actriz, se había mantenido alejada del ojo público desde su condena por conducir en estado de ebriedad en 2022. Tenía solo 24 años.
De acuerdo con la policía, un amigo descubrió el cuerpo de Kim. No se han encontrado indicios de un crimen, pero las autoridades continúan investigando las circunstancias de su fallecimiento.
Kim Sae-ron comenzó su carrera desde muy joven y rápidamente captó la atención del mundo. Su actuación en A Brand New Life (2009), donde interpretó a una niña abandonada en un orfanato, le valió una presentación en el prestigioso Festival de Cine de Cannes.
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Luego vinieron éxitos como The Man from Nowhere (2010), The Neighbors (2012) y A Girl at My Door (2014), consolidándose como una de las actrices más prometedoras de la industria.
Sin embargo, su carrera sufrió un duro golpe en 2023. Cuando un tribunal de Seúl la declaró culpable de conducir bajo los efectos del alcohol tras un accidente de tránsito ocurrido el año anterior.
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Aunque evitó la cárcel, fue multada con aproximadamente $14,000 dólares y su reputación se vio gravemente afectada. Su último papel conocido fue en el K-drama de Netflix Bloodhounds (2023).
La partida de Kim Sae-ron reaviva el debate sobre la salud mental y las implacables presiones que enfrentan las estrellas en la industria del entretenimiento en Corea del Sur.
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En los últimos años, varias figuras del K-pop y los K-dramas han fallecido en circunstancias similares, incluyendo a Moon Bin de ASTRO (2023), Sulli (2019) y Kim Jong-hyun de SHINee (2017).
Aunque las agencias de entretenimiento han implementado servicios de apoyo psicológico y horarios más flexibles, el nivel de competencia extrema, el escrutinio público y las expectativas de perfección siguen pasando factura a muchas de estas estrellas.