Desde ya algunos años, al menos mucho antes de la pandemia del COVID-19, que a los usuarios de Instagram se les empezó a aparecer un italiano, tonificado, con el cuerpo lleno de tatuajes, de cuidado pelo y barba cana, que hacía videos en donde bailaba, básicamente los últimos éxitos latinos de reggaetón con una destreza envidiable. Por los entornos que mostraba, se notaba que el hombre vivía bien, y poco a poco comenzó a incluir a su novia como participante de estos entusiastas videos bailables donde mostraba una destreza coreográfica muy particular y bien aprendida. Así fue sumando seguidores, nos enteramos de que era un empresario, también DJ y deportista nacido en la ciudad italiana de Bologna y terminamos siendo partícipes del embarazo de su pareja, del nacimiento de su hija, y quizás seguramente por este cambio de vida es que Gianluca también reposó sus posteos y en el intertanto filmó este documental biográfico llamado Mucho Más y que actualmente está en la plataforma de Prime Video y donde podemos seguir conociendo curiosidades de este personaje propio de este mundo completamente digitalizado, y que quiere sumar likes y seguidores a como dé lugar.
Y a modo de ser muy cronológico con el orden del día, lo primero que nos enteramos en este registro es que Gianluca se despierta a las seis de la mañana y se mete en su cámara hiperbárica, donde duerme otras dos horas para luego someterse a una sesión de crioterapia en la que hiberna a 180 grados bajo cero durante cuatro larguísimos minutos. Finalmente, sumerge su cara en hielo y comienza a entrenar en el gimnasio. “Tengo 54 años según el registro civil. Pero físicamente probablemente tenga 20 años menos, y en experiencias quizá tenga 20 más”, comenta de entrada este influencer y empresario italiano al presentar este documental.
Destaca la disciplina, heredada de la educación paterna y del deporte, y por el otro, el tiempo, un tema recurrente. “Nací en el campo, me gusta llegar siempre unos minutos antes”, revela al inicio de estas confesiones y es que en realidad lleva luchando contra los cronómetros desde hace muchos años, cuando era una joven promesa del ski. Y hoy, cuando reconoce con mucho pesar la edad que tiene termina diciendo “nunca he conocido a nadie que no se inquiete cuando se le da la vuelta a un reloj de arena”, como asumiendo que ya comenzó el camino de vuelta en su vida.
Confiesa que cuando se le mete algo en la cabeza, es difícil pararlo. Y volvemos al tema de la disciplina: “la actividad física es lo único que no abandono, ahí saco todo mi rigor. Porque el cuerpo es la única casa en la que estamos obligados a vivir, todos los demás lugares los podemos elegir”. Sobre su reciente paternidad asume que será “una gran amenaza para mi hija. Tenderé a malcriarla. Puedo decir que no pocas veces, es una manera de ceder y de ser generoso”.
Cuenta que hasta 2012 no sabía que existían las redes sociales. Incluso cuando invitaba a amigos a comer les impedía utilizar sus teléfonos. Fue en eso cuando uno de sus amigos le explicó en lo que consistía Instagram y al abrir su cuenta publica una foto suya al timón de un barco. La imagen fue portada de una importante revista náutica. Ese momento de felicidad, representado en su sonrisa “fue exactamente lo que quería aportar en las redes”, afirma.
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Sus bailes son parte del cotidiano y de “esos 20 minutos de histeria alegre en los que me pongo a bailar”. Y quiso mostrarse tal como es y ese era un aspecto importante: “Todo fue muy natural, no creé una vida específicamente para las redes sociales”, confiesa. Sobre la arma de doble filo en la que se pueden convertir las redes dice que estas “son peligrosas dependiendo de quién las sostenga. Pueden representar un riesgo, por supuesto, pero como todas las herramientas pero hay que intentar separar el ejemplo positivo”. Acerca de los haters, que más de alguno debe tener y lidiar a diario, dice “tengo una especie de gratitud hacia los haters porque me han ayudado a contar hasta 10, a sacar la poca calma que pueda tener dentro”.
Pero cuales son los lujos actuales de Gianluca Vacchi, que acordemos se ve que no escatima en ellos: “El lujo es poder disponer de tu propio tiempo. Y así volvemos al concepto del reloj de arena: simplemente me preocupo por disfrutar el momento mientras la arena se desliza de un lado a otro”, termina diciendo.