Quizás sea la película con expectativas más altas en lo que va del año. Su historia pone el foco, finalmente, en una de las figuras más icónicas del siglo XX. Diana de Gales continúa inspirando películas, libros, series, musicales, y sobre todo looks. En este revival noventero que estamos viviendo actualmente, y sobre todo ad portas del estreno de Spencer, en variadas publicaciones se han instalado tendencias que tienen que ver con el look y los accesorios de la princesa, que parecen tener su retorno.
Dirigida por Pablo Larraín, el realizador chileno que ya cosechó aplausos por Jackie en 2016, por la que consiguió tres nominaciones al Oscar, lleva ahora a la gran pantalla y en su estilo tan particular por el tono tan subjetivo y centrado en su personaje, tres días en la vida de Lady Di. Pero no son tres días cualquiera. Sino que las 72 horas cruciales que tuvieron lugar en Sandringham House en Norfolk, Inglaterra, durante las vacaciones navideñas de la Reina y donde se ven potenciados los problemas en la vida personal y matrimonial de la malograda princesa. Bajo la mirada de un ejército de cortesanos, atrapada en un matrimonio fallido donde se le ha dicho que debe mantener las apariencias, mientras en paralelo lucha con trastornos alimentarios producto de la presión y las inseguridades que sufre.
Spencer está muy alejada de los cuentos de hadas. Se trata más bien de una fábula, con tintes de melodrama, que explora el lado oscuro de la monarquía, sin dejar de lado la fantasía y la belleza que permite que todo esto siga funcionando. Y ahí es donde entra Chanel a toda esta historia.
Porque la vida de Diana se puede estar cayendo a pedazos, pero no por eso ella no tiene que parecer una princesa que vive rodeada de lujos. Es el inteligente contraste que marca el filme y lo que lo hace tan poderoso. Reconstruir el vestuario de este Windsor imaginario significaba que tanto Larraín, como la diseñadora de vestuario, la ganadora del Oscar, Jacqueline Durran, y Kristen Stewart, su protagonista, tenían que estar en coherencia marcando el mismo tono. Y en eso tuvieron la fortuna de tener a su lado a un aliado perfecto como Chanel. “En cada paso del camino fue una colaboración total”, dice Stewart. “ Estábamos todos juntos en esto: Pablo, Jacqueline y Chanel, fue muy íntimo”, sentenció la actriz que además es una de las embajadoras de la histórica casa de modas.
De esta manera y a partir del trabajo de archivo que ofreció Chanel, Se le ve usar a Kristen Stewart un llamativo abrigo rojo de tweed, perteneciente a la colección prêt-à-porter Patrimoine de otoño de 1988, mientras Diana es acosada por paparazzi. Fanática de las carteras y los trajes clásicos, Chanel tenía un lugar especial en el closet de Diana. Lució sus prendas en la intimidad y cuando estaba en calidad de Princesa de Gales. Stewart pudo evocar ciertas sensaciones a partir de la selección de outfits que realizaron para la película. “En algunas fotografías de ella pareciera como si alguien más la vistiera. Aunque el vestido fuera deslumbrante, ella se veía prisionera en él. Sin embargo, investigué y noté que siempre que usaba Chanel parecía más ella misma”, dice la actriz que actualmente está en una intensa campaña de promoción para ser considerada en la seguidilla de nominaciones y ceremonias de premio que se darán lugar de aquí hasta fines de marzo, cuando se entrega el Oscar.
Y aunque muchos de los mejores momentos de Diana en la moda y en su relación con Chanel, se producen después que ella logra la separación de la familia real, la historia de Spencer se desarrolla durante el periodo en que los cortesanos eran los que elegían y controlaban el uso de sus prendas. Pero hubo un vestido, quizás la pieza que tuvo mayor resistencia, porque se trataba de un vestido de tirantes que data de la colección 1988 de Chanel, un modelito imposible que la princesa luciera en esos años, pero tuvo la prueba con Stewart y resultó ser el look perfecto, donde queda en esplendor todo el glamour del personaje, un vestido opulento que era demasiado bueno para dejarlo pasar. Después de 30 años en el archivo, el original estaba en un estado muy frágil pero afortunadamente en Chanel estuvieron dispuestos a replicar la pieza. Se necesitaron 1.034 horas, y de esas 700 estuvieron dedicadas únicamente al bordado. Cinco costureras de los talleres de la casa de modas parisina estuvieron trabajando sin parar para lograr tenerlo listo en poco menos de un mes.
El modelito aquel fue la inspiración para el primer poster oficial de la película, que pertenece a una escena dramática del filme cuando el personaje de Stewart está con sus crisis alimentarias. Una imagen que fuera de ese contexto luce evocativa, el de una Diana tirada en el suelo, con el cuerpo envuelto en capas de tul. “Era tan bello como desgarrador”, recuerda la actriz, que cree que la alta costura intenta reflejar la existencia privilegiada pero infeliz de Diana. “No puedes imaginar a alguien que se sienta mal con un vestido tan espectacularmente hermoso y único. Por lo general no tengo una reacción emocional cuando me veo en los afiches de mis películas pero cada vez que veo los de Spencer me dan ganas de llorar”, confiesa Kristen.