Tim Burton venía de hacer Beetlejuice, la primera Batman y probablemente su obra maestra, El Joven Manos de Tijeras. Eso, cuando Warner Bros le propuso hacer la secuela del superhéroe nocturno. En un comienzo, el director no estaba muy convencido: su experiencia con la primera parte no había sido del todo satisfactoria, quería más libertad creativa y el guion que estaban escribiendo tampoco le parecía muy favorable. Pero finalmente se embarcó en el proyecto. Le aseguraron mayor libertades y un nuevo guionista con el que le dieron un espíritu más crítico y oscuro a la historia. “Quería mostrar que los verdaderos villanos de nuestro mundo no van por ahí necesariamente disfrazados”, explicó Daniel Waters, el guionista.
Batman Vuelve se estrenó en los cines estadounidenses el 19 de junio de 1992. Su presupuesto fue de unos 80 millones de dólares, y recaudó casi 267 en todo el mundo; un éxito comercial y de crítica que, sin embargo, no era exactamente lo que Warner Bros. quería en aquel momento. Así y todo, la película de Tim Burton aun es celebrada y recordada por los fanáticos del superhéroe, sobre todo a la luz de lo que vino después, cuando Joel Schumacher se hizo cargo de un Batman más colorinche y que hasta dibujaba pezones en su armadura. Una onda kitsch y banal que hizo caer en desgracia a toda la saga que solo pudo ser rescatada por Christopher Nolan a comienzos del siglo XXI. Pero estamos acá celebrando los 30 años de este filme: gótico, oscuro, con un Batman enfrentándose al Pingüino y a una inolvidable Gatúbela.
Keaton eliminó más de la mitad de sus parlamentos
Y es que el Batman del guion era mucho más hablador que el que vimos en pantalla. “Michael Keaton leía el guion y me decía: esta frase es genial, pero tienes que quitarla. Esto es un buen discurso, pero tienes que quitarlo. Quería tener un diálogo mínimo, especialmente cuando llevaba el traje puesto. Cuando me di cuenta de lo poderoso que se veía vestido como Batman en la imagen de la pantalla, acepté sus cambios”, contó el guionista al medio especializado The Hollywood Reporter.
Pingüinos rey (y que fueron tratados como tales)
Sin ninguna duda, en la actualidad los pingüinos que acompañaban a Danny DeVito estarían diseñados y animados digitalmente, para alegría de las asociaciones en defensa de los derechos de los animales. Pero en los años 90, Hollywood trabajaba de forma distinta y los pingüinos rey eran animales reales. Por suerte, Tim Burton se aseguró de que los trataran como ídems. “El vuelo que los transportó a Los Ángeles estaba refrigerado para tener una temperatura de 7 grados”, contó el encargado de supervisar los animales, Richard Hill. “En Hollywood estuvieron en una cabina refrigerada, tenían su propia piscina, media tonelada de hielo al día, y recibían pescado fresco directamente de los muelles. Aunque había 38 grados en el exterior, el estudio estaba refrigerado para tener 1,6 grados”.
Pero también hubo pingüinos robots
Ya, sí, no todos los pingüinos que se ven en la película son reales. Pero ninguno es digital. La tarea de crear pingüinos mecánicos recayó sobre Stan Winston, ganador de tres premios Oscar a los Mejores efectos visuales por películas como Alien, Terminator 2 y Jurassic Park, incluso por esta también estuvo nominado. El equipo de Winston creó tres series de marionetas mecánicas un poco más grandes que los pingüinos reales: los de poco menos de medio metro, los reyes de 81cm y los emperadores de 91cm. Además, se crearon unas versiones más grandes que consistían en trajes de pingüino dentro de los cuales había personas con enanismo, con una cabeza mecánica y unas alas que se controlaban de forma externa.
Michelle Pfeiffer odió el traje (y con justa razón)
Alguna vez le preguntaron a Michelle Pfeiffer si cuando se sentía nostálgica se volvía a poner el traje de Gatúbela. Su respuesta fue que, cuando terminó el rodaje, no quiso volver a ver ese traje en su vida. Y con razón: además del frío que pasaba cuando tenía que rodar en el estudio con los pingüinos, era un traje muy incómodo de llevar. Para ponérselo tenían que bañarla en talco, y cuando empezaban las escenas se lo sellaban al vacío para que se pegara lo más posible al cuerpo. Además, llevaba un corsé muy, muy apretado. Es decir: las escenas tenían que durar poco, o se acabaría desmayando por falta de aire. A eso, súmenle una máscara que le tapaba los oídos, le apretaba la cabeza y le impedía respirar bien, y unos tacos altísimos. Michelle sufrió.
La saliva negra del Pingüino, un invento de Danny DeVito
¿Recuerdas ese asqueroso líquido que salía de la boca del Pingüino? Pues el propio Danny DeVito trabajó con el equipo de maquillaje y efectos especiales para crear la sustancia. Claro, era él el que se la tenía que meter en la boca, así que ¿quién mejor para dar con la fórmula? “Esa saliva negra era una mezcla que inventé”, contó el actor a The Hollywood Reporter. “Básicamente era una mezcla de enjuague bucal suave con algo de colorante. Lo teníamos en un tarro con una bombilla. Antes de cada escena, me echaba un chorro en la boca. Por suerte, el sabor no era muy malo”.
Michelle Pfeiffer se echó un pájaro vivo a la boca
Probablemente los pingüinos fueron felices y estuvieron en la gloria durante este rodaje, pero otra ave no puede decir lo mismo. Hablamos del pajarito que Michelle Pfeiffer se introdujo en la boca. Que era un pájaro real y estaba vivo. “Creo que nunca he estado tan impresionado en mi vida. Tenía un pájaro vivo en la boca mientras la cámara rodaba”, contó Tim Burton. “Fueron cuatro o cinco segundos, y entonces lo dejó volar. Esto era antes de lo digital. Fue tan rápido que parece un efecto especial”. Mientras que Michelle Pfeiffer dijo en su momento: “Me acuerdo y pienso ¿En qué estaba pensando? Podría haberme pegado alguna enfermedad. En ese momento me parecía bien. El pájaro no estaba drogado ni nada. Hicimos la escena en una toma. Creo que a Tim le gusta torturarme un poco”.
Gatúbela no sobrevivía en el guion original
Las funciones de prueba al público le hicieron saber a Warner Bros que al público le gustaba Gatúbela, por lo que decidieron hacer un pequeño cambio en el guion. Originalmente el personaje de Pfeiffer moría, como en la película parece ocurrir al final. Pero el estudio añadió un plano en el que el personaje de Pfeiffer aparece mirando a la Batiseñal. Pero esa escena se grabó meses después del rodaje, y la mujer que vemos en pantalla ni siquiera es la actriz, sino una doble de cuerpo. “El plano final de su cabeza apareciendo en pantalla, se hizo literalmente dos semanas antes del estreno”, contó el guionista a The Hollywood Reporter.
Warner Bros. no quiso más a Tim Burton en la saga
Aunque Batman vuelve fue un éxito en taquilla, los 266 millones de dólares que recaudó en todo el mundo significaban 145 menos que los que había recaudado la primera parte. Además, el estudio informó que recibió miles de cartas de padres quejándose de que los niños habían tenido miedo al ver la película. “Me di cuenta en la mitad de una reunión con los ejecutivos que ellos realmente no querían que hiciera una tercera parte”, contó Tim Burton. Además, Hollywood empezaba a entender el potencial comercial de este tipo de películas en cuánto al merchandising. A McDonalds le parecía complejo inventar alguna cosa negra que se asemejara a la saliva que salía de la boca de El Pingüino, y cosas como esas. Finalmente, la saga quedó en manos de Joel Schumacher, que le dio una semblanza mucho más colorinche y más apto para vender muñecos y figuritas.
Casi tuvimos un Robin afroamericano en 1992
Durante el último tiempo ha sido tema que algunos célebres personajes sean adaptados a etnias más diversas, para ampliar el público y las susceptibilidades culturales. Tal es el caso de la saga James Bond que actualmente sortea la posibilidad de tener un agente de raza afroamericana. Pero hace 30 años, Batman estuvo a punto de hacerlo. Resulta que Warner Bros. contrató a Marlon Wayans, el conocido actor de la saga Scary Movie, para interpretar a un Robin de raza afroamericana. Pero finalmente terminaron eliminando al personaje de la película.
A lo largo del proceso de pre-producción, el personaje se convirtió en un adolescente negro que trabajaba como mecánico, y en cuyo uniforme llevaba la letra R en grande. El estudio contrató a Wayans para interpretar este personaje e incluso lo citaron para pruebas de vestuario. Firmó para una segunda película. “Conseguí el papel, y debía hacer una segunda. Me hicieron pruebas de vestuario y todo, y lo que pasó es que había demasiados personajes, y pensaron que Robin no aportaba demasiado”, contó el actor.
Mucho secretismo
En 1992, Warner Bros. también estaba muy preocupada por evitar que se revelaran demasiados detalles de Batman vuelve antes de tiempo. Entre las medidas que el estudio tomó a tal efecto estaban: el equipo tenía que llevar tarjetas de identidad en las que ponía el título de un proyecto falso para poder moverse por los estudios de grabación; Kevin Costner pidió visitar el rodaje y no se lo permitieron; el departamento artístico tenía que trabajar con sus persianas bajadas completamente. Una revista filtró las primeras fotos de Danny DeVito como el Pingüino, a lo que Warner Bros. respondió contratando a un investigador privado para encontrar a la persona culpable. La cosa iba en serio.