Por Lucy Willson
Dejar caer deliberadamente el micrófono es un gesto que deja en evidencia la satisfacción de un comediante (también raperos y hasta políticos) ante el público en el cierre de una gran performance. Denominado “mic drop”, se podría traducir como un “después de esto no puede venir algo mejor”.
Y así, justificadamente en el suelo, abandona el micrófono en La maravillosa Sra. Maisel, joya de serie en la plataforma de Amazon (creada por Amy Sherman-Palladino, la misma mente tras Gilmore Girls) que sigue la vida de una acomodada dueña de casa y mamá en el Nueva York de las décadas del 50 y 60, quien va por el sueño de hacerse un nombre en el masculino mundo del stand up comedy. Una historia que llega a su final esta semana marcando un antes y un después en su género.
Su carácter de hito no es sólo por la seguidilla de premios que se ha llevado la serie durante sus cinco temporadas, sino porque en cada entrega eleva a gran altura la calidad de lo que se espera ver en pantalla, reconcilia con tantas mujeres/madres (hoy invisibilizadas o criticadas) del pasado que pelearon con elegancia -y firmemente- tantas barreras y ocupa un vertiginoso ritmo moderno que trata como un ser inteligente al espectador. Por eso y más, gracias.
En términos generales (admitiendo que no habrá completa justicia en el resumen), este es parte del legado nos deja la gran Sra. Maisel:
Sherman-Palladino ya con Gilmore Girls pone en pantalla el tema “madres” y deja a televidentes con su juicio.
Dura y con corazón de oro, siempre en raros pasos para asegurar escenario a su representada, sexualmente ambivalente para ser definida por quienes la rodean en esa época (aunque no hay ningún misterio al estar siempre vestida de hombre), con un frágil mundo propio y una lengua filosa y divertida. Los diálogos entre ella y Maisel son un caramelo a ritmo de ametralladora; si se pestañea, pierdes.
Borstein por esta actuación se ha llenado de trofeos (incluyendo el Emmy) y ovaciones de pie. En la cultura televisiva ya es un referente para lo que venga tras ella.
Ejemplo de esto es que muchos recordarán la conversación sobre la vida que sostiene esta temporada el papá de la protagonista, Abe Weissman (Tony Shalhoub) con sus amigos críticos del The Village Voice en un restaurant; son pocos minutos que valen nominación a cualquier premio: hay humor y profundidad en oleadas.
Entre tanta expectativa que siempre surge para los finales de aclamados programas, La maravillosa Sra. Maisel ha establecido su legado de manera continua. No necesita que todo dependa de una actuación final, de un momento único para dejar caer el micrófono.